ECONOMíA › ECONOMIA TIENE REDACTADO EL DECRETO DEL CORRALITO, PERO EDUARDO DUHALDE DUDA
Bajo presión de los bancos extranjeros
El Presidente informó que durante esta semana evaluará el decreto preparado por Roberto Lavagna que define las nuevas reglas del corralito. Ante la oposición de la banca extranjera, Duhalde postergó el anuncio.Guerra entre los banqueros por el Plan Bonex.
@En medio de las presiones de los bancos extranjeros y la puja entre Economía y los financistas, Eduardo Duhalde anunció que se tomará esta semana para analizar el proyecto para levantar el corralito que le presentó Roberto Lavagna. “Tendremos que hacer las consultas necesarias y en un tiempo muy corto decidir las acciones que debemos tomar”, señaló el jefe del Estado antes de abandonar La Pampa. Durante la cumbre de Santa Rosa, el corralito fue un tema obligado de análisis. Los gobernadores pidieron una rápida resolución de la cuestión. Aunque el santafesino Carlos Reutemann fue quien hizo la declaración más polémica: “Si no resolvemos el corralito y la Argentina queda eliminada del Mundial puede haber consecuencias imprevisibles”, dijo. La iniciativa de Lavagna generó, además, un contrapunto entre los bancos públicos y locales agrupados en Abappra y los de ABA.
El borrador de decreto que el ministro de Economía le acercó a Duhalde antes del fin de semana enfrentó a dos grupos. De un lado, los bancos públicos y de capitales nacionales que apoyan la moción de Lavagna. Del otro lado se ubicaron las entidades extranjeras y el Banco Central, cuyo presidente, Mario Blejer, hizo público su rechazo al proyecto de Economía y sólo aceptó seguir en el cargo ante el pedido de un “gesto patriótico” por parte de Duhalde.
La pelea surgió por el rechazo de los grupos extranjeros al carácter optativo del plan para canjear los depósitos reprogramados por bonos. Los bancos internacionales pretenden un Plan Bonex compulsivo. Argumentan que no podrán devolver, a partir del año próximo, el dinero de los ahorristas que permanezcan con sus depósitos reprogramados. Según el calendario diagramado por el BCRA, esos pagos empezarán a realizarse a partir de marzo de 2003, y suman alrededor de 1700 millones de pesos mensuales. Los banqueros ya le hicieron saber a Lavagna que quieren un canje compulsivo, a menos que el Central se comprometa a emitir y auxiliarlos para cumplir con sus clientes. En total, los depósitos reprogramados rondan los 38.000 millones de pesos.
Existen dos argumentos para rebatir el reclamo de los extranjeros: una emisión masiva de pesos desembocaría en una hiperinflación. Además, la actual Carta Orgánica del Central le pone límites muy precisos al socorro que puede entregar la entidad monetaria: no más allá del equivalente al valor patrimonial del banco asistido.
Los bancos extranjeros no sólo presionan por un Plan Bonex. También quieren una compensación por la eliminación del CER.
Roberto Feletti, titular del Banco Ciudad, criticó con dureza a los bancos del exterior. “Quieren deslindar su responsabilidad frente al corralito”, apuntó. Luego explicó: “No puede ser que todo el costo fiscal sea pagado por el Estado. Tiene que haber opciones para los ahorristas y compromiso de los bancos en la solución”. En sintonía con las expresiones de Feletti, el ministro de Economía sostiene entre sus colaboradores íntimos que ni la Corte Suprema ni el Congreso avalarían un Bonex compulsivo. Ante la oposición de los bancos extranjeros al proyecto oficial, anoche, voceros del Palacio de Hacienda insistieron en que “no vamos a cambiar nuestra propuesta”.
Incluso, desde Economía salieron a desmentir la versión de que los ahorristas acorralados recibirían bonos a menos que optaran mediante una comunicación explícita por mantener sus fondos reprogramados en los bancos. “Eso es lo que quieren los bancos. Nosotros rechazamos esa alternativa”, sostuvieron en el Palacio de Hacienda ante una consulta de Página/12. Respecto de la posibilidad de restablecer un tope –de 3000 pesos– a las extracciones de las cuentas-sueldo, el vocero oficial aceptó que era una alternativa bajo análisis pero que “no es un tema cerrado”.
Para argumentar en contra del Proyecto Lavagna, los financistas de bancos extranjeros aseguran que la desprogramación de los depósitos desembocará en una hiperinflación, descartando la posibilidad de que esos fondos puedan destinarse a la adquisición de bienes registrables. Además,rechazan la idea de importar divisas desde sus casas matrices afirmando que no se vislumbra una mejora económica en el corto plazo. Desde el lado de las entidades financieras locales sostienen que el Bonex compulsivo “mantiene la actual hiperrecesión”. Y abogan por el lanzamiento de nuevos instrumentos financieros para atraer a los inversores y desviar la atención del dólar, enfriando el mercado cambiario.
Tanto en La Pampa entre los gobernadores como en la city, sin distinción de agrupaciones, el consenso marca que es urgente una definición con el corralito. “Los bancos tienen un serio problema de liquidez y hay que tomar decisiones”, coincidieron los mandatarios del interior y los financistas. La respuesta de Duhalde, de tomarse una semana adicional para decidir, va en contra de esas expectativas. Y abre las puertas al juego de los poderosos lobbies.