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Las pizarras de las casas de cambio marcaban 3,70 pesos por dólar para la venta cuando Eduardo Duhalde decidió cruzar de la Casa Rosada al Palacio de Hacienda a una reunión fuera de agenda con Roberto Lavagna. Minutos después se incorporó el presidente del Banco Central, Mario Blejer. La única razón para ese encuentro inesperado y tenso fue la escalada de la moneda estadounidense, que esta semana no se detuvo ni un solo día. El lunes había arrancado a 3,40 pesos para la venta en las entidades que operan por cuenta y orden del Banco Central y ayer cerró a 3,55. La conclusión del cónclave entre el Presidente y las máximas autoridades económicas fue que debe presionarse a los exportadores para que liquiden sus divisas en tiempo y forma.
“Duhalde vino a expresar su preocupación por la actitud de los exportadores”, dijeron oficialmente en Economía. El Banco Central, por su parte, emitió un comunicado recordando la legislación vigente y las penalidades a las que son pasibles quienes incumplan el Régimen Penal Cambiario. Hay multas de hasta 10 veces el monto de la operación a penas de uno a ocho años de prisión en caso de reincidencias. No debe haber un solo exportador que desconozca la normativa, pero la intención del Central era emitir un claro gesto de apercibimiento y presión.
Más allá de las señales públicas, el equipo económico reconoce que el Estado está bastante desarmado para controlar a los exportadores. Recién ahora se está trabajando en el diseño de una base informática que permita procesar datos elementales, como el nombre del exportador, la fecha en que realizó el envío, la mercadería exportada y la fecha tope en que debe liquidar la operación. Lavagna está molesto con su antecesor, Jorge Remes Lenicov, por la demora en realizar ese trabajo, según indicaron cerca del ministro. Para suplir las falencias, Economía pidió informes a varias empresas para verificar si habían liquidado correctamente. Algunos de los más grandes exportadores, como Cargill, Bunge, YPF, Swift y Nidera tuvieron que dar precisiones esta semana. En conjunto, las empresas y cámaras que agrupan a exportadores del ámbito rural dijeron haber liquidado 129 millones de dólares en los últimos días.
La Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) salieron ayer a responder las acusaciones del Gobierno sobre la existencia de demoras en la liquidación de divisas. “Entre el viernes 24 de mayo y hoy (por ayer), las empresas asociadas han liquidado la suma de 129 millones dólares a través de 19 bancos”, precisaron. El presidente de la Cámara de Exportadores, Enrique Mantilla, agregó que “el problema no es de oferta sino de demanda”, que se mantiene firme por la falta de opciones de inversión.
Después del encuentro con Duhalde, desde el Banco Central señalaron que se iniciaron inspecciones entre los exportadores y que se profundizará ese trabajo en los próximos días. Sin embargo, en el Palacio de Hacienda reconocieron que “el Departamento de Comercio Exterior del Banco Central está desmantelado después de diez años de Convertibilidad y llevará tiempo rearmarlo”. La información que el ministro le entregó a Duhalde es que hay unas 2500 operaciones que no se habrían liquidado correctamente y otras 10 mil pendientes de revisión.
Sobre el desarrollo de esa reunión, cerca de Lavagna mencionaron que “se habló del doble accionar que hará el gobierno. El primero será apelar a los exportadores para que liquiden divisas a través de los mecanismos vigentes. El segundo es el estudio de medidas de base legislativa para establecer un marco más claro para la liquidación”. En el Congreso hay un proyecto en ese sentido del diputado Jorge Obeid y otro del bloque del Frepaso. Este último suspende por un año la vigencia de un decreto de 1989 que permite a las empresas petroleras liquidar en el exterior hasta el 70 por ciento de sus exportaciones.
En la city se reconoce que productores, acopiadores y exportadores de commodities agrarias retienen la mercadería especulando con una suba del dólar, y que es posible que una vez realizado el envío al exterior haya alguna demora en la liquidación de divisas. Pero sostienen que el problema de fondo es el drenaje constante de pesos del corralito, que van a parar a la compra de dólares, y la falta de certidumbre política y económica que transforma a la moneda estadounidense en la única inversión segura. A eso se agregaría que el Banco Central está restringiendo su operación en el mercado cambiario para no seguir perdiendo reservas. Blejer está regulando fuerzas para que las reservas no caigan por debajo de los 10 mil millones de dólares, barrera que se acerca cada vez más. El Gobierno sabe que si no logra frenar la suba del dólar, ni siquiera los gestos más esforzados como la derogación de la Ley de Subversión Económica ni el acuerdo con el FMI, podrían permitirle sostenerse por mucho tiempo más.