ECONOMíA
Un día de calma cambiaria después de la tormenta
La semana cerró más tranquila de lo que se esperaba en el mercado de cambios. El dólar se fijó en 2,99 pesos, con intervención del Banco Central comprando para sostenerlo. Señales apaciguadoras.
Por Claudio Zlotnik
Después de una semana agitada, el mercado financiero operó ayer con relativa calma. El dólar se mantuvo sin cambios por única vez desde el martes –quedó en 2,99 pesos para la venta en las casas de cambio–, mientras que los títulos públicos registraron leves retrocesos. El dato sobre inflación minorista en Estados Unidos, difundido temprano por la mañana, distendió a los operadores. El Banco Central aprovechó para dar una señal de que busca sostener el dólar bien cerca de los 3 pesos.
Desde China, donde se encuentra participando de la cumbre del G-20, Martín Redrado monitoreó celosamente la marcha de los negocios financieros, comentó a Página/12 una fuente de la autoridad monetaria. En algunos despachos oficiales hubo preocupación por la evolución de la operatoria. Anteayer, el Banco Nación había intervenido en el mercado vendiendo dólares para evitar una escalada mayor del tipo de cambio.
Esa señal al mercado fue que el Gobierno no quiere que el dólar supere los 3 pesos, al menos en el corto plazo. Una disparada del billete verde podría convocar a una imagen indeseada a una semana de las elecciones: la de pequeños inversores formando fila en las casas de cambio para comprar dólares. En el Gobierno temen, además, que si se quiebra aquel límite de 3 pesos podría haber remarcaciones de precios adicionales, en un contexto de por sí propenso a la inflación.
Ayer, el Banco Central adquirió en el mercado 31,5 millones de dólares dando a entender que se siente cómodo con el actual nivel del tipo de cambio. Se dio una combinación de cosas para esa intervención: se notó una mayor liquidación de parte de los exportadores y, por otra parte, hubo una menor demanda de billetes por parte de algunos bancos extranjeros.
Desde el Banco Central ya habían puesto la lupa sobre el Citi y el alemán Deustche Bank. Fueron los más activos en la adquisición de divisas en los últimos días. Se supone que correspondían a órdenes de inversores extranjeros que liquidaron papeles de la deuda para cambiarlos por dólares y sacarlos de la Argentina. La impresión de que Estados Unidos acelerará la suba de las tasas de interés provocó esa huida, que también afectó al resto de los mercados de la región.
El riesgo país, que dos semanas atrás tocó el mínimo de 343 puntos, cerró ayer en 412, producto de las fuertes caídas de los títulos de la deuda. Ayer, las bajas se suavizaron: fueron de hasta 0,8 por ciento, como en los casos del Par en pesos y el Bogar con vencimiento en 2018. El MerVal, en tanto, recuperó 1,1 por ciento después de varias jornadas negativas.
En el Central y en Economía son renuentes a realizar proyecciones. Sin embargo, fuentes de ambos deslizaron, en diálogo con este diario, que la intención sería darle más volatilidad al tipo de cambio. Buscan darles así menor previsibilidad a los negocios financieros. Los funcionarios argumentan que, hasta el momento, la fuerte entrada de capitales no les permitió ensayar esa estrategia. Pero que ahora sería posible ante el cambio en el contexto internacional. Esa banda podría ubicarse entre 2,90 y 3 pesos. Aunque en la city no descartan que si la próxima semana vuelven las presiones, el BCRA habilite una suba de hasta 3,05 pesos.
Algunos economistas creen que se vienen jornadas más calmas. Ricardo Delgado, de Ecolatina, señaló a este diario que el dato sobre la inflación en Estados Unidos, del 1,2 por ciento en septiembre, ayudará a que se tranquilice la situación. En ese contexto, la tasa internacional no se desbocaría. La perspectiva de la suba de esa tasa fue la que alentó la venta de bonos y la consiguiente huida de capitales, que a su vez presionó sobre el tipo de cambio.