Miércoles, 22 de febrero de 2006 | Hoy
Esta operación multimillonaria, que involucraría cerca de 30 mil millones de euros, impacta en la Argentina porque la española Endesa controla Edesur y las centrales Costanera, El Chocón y Dock Sud y Cemsa, la línea por la que se provee energía a Brasil.
Por Cledis Candelaresi
Cuando La Caixa y Repsol empezaban a paladear la posibilidad de alzarse con Endesa a través de la oferta que realizó su controlada Gas Ban, el gigante energético alemán E.ON irrumpió con una propuesta superadora, que amenaza diluir definitivamente el sueño de integrar aquel bloque de empresas ibéricas, con su fuerte brazo en Latinoamérica. La alternativa germana no entrañaría ningún cambio sustancial en el escenario argentino, a diferencia de la otra operación en ciernes, que consolidaría en el terreno local la preeminencia de la petrolera privatizada.
Gas Ban –líder en la Argentina de la distribuidora gasífera Gas Natural Ban– ofertó 22 mil millones de euros por Endesa, dueña en estos territorios de la distribuidora Edesur y las centrales Costanera, El Chocón, Dock Sud y Cemsa, la línea por la que se provee energía a Brasil. Pero desde el comienzo esta OPA fue resistida por la codiciada firma energética, abriendo una disputa verbal entre los máximos ejecutivos de una y otra firma que bien reflejó la prensa española.
A pesar de esos escarceos, la Oferta Pública de Acciones de Gas Ban logró superar todas las instancias formales. Ahora sólo faltaba el decisivo dictamen de los accionistas de Endesa, que se expresarían tanto en el mercado madrileño como en el neoyorquino, donde también cotiza la firma hispana. Tan cerca se suponía que estaba que, a través de un comunicado emitido ayer, la gasífera hizo saber que continuará adelante con el proceso, sin darse por desahuciada.
Endesa trató de resistir lo que consideró una oferta hostil por diversas vías que fueron desde el intento de seducir a sus accionistas con un reparto de dividendos superior al esperado a la fallida apuesta de acudir a un órgano comunitario para que la operación fuera juzgada fuera de España, donde hasta ahora no encuentra demasiado respaldo político para sostener esta negativa. Dentro de los límites del país europeo se da como un hecho cierto que Endesa goza de un sólido anclaje en Madrid y ligazón con el opositor Partido Popular, mientras que Gas Ban tiene raíces catalanas y empatía con el oficialista Partido Socialista.
Distinta es la posición de E.ON, un monstruo energético de 50 millones de clientes, y propiedad fuertemente concentrada en manos del Tesoro alemán, secundado por accionistas de origen norteamericano. La firma germana arremetió con una propuesta de 29,1 millones de euros, que representaría una mejora del 48,2 por ciento sobre el precio de cada acción de la disputada Endesa, con dos atractivos adicionales sobre la propuesta de Gas Ban: pagaría todo en cash y no estaría sujeta a la venta de activos que sí debería realizar su circunstancial competidora en esta pugna, lo que daría más certidumbre al futuro.
La última palabra no está formalmente dicha. Pero, a través de un comunicado, Endesa dio a entender ayer que las discusiones “amistosas” que empezaron con los alemanes en diciembre, estarían llegando a buen puerto. “El precio ofertado por E.ON mejora claramente la contraprestación ofrecida por Gas Natural”, subraya el texto, minimizando las chances de que los accionistas puedan claudicar ante la propuesta de los españoles.
Los alemanes no tienen presencia en territorio argentino, a diferencia de Gas Ban que, con la anhelada captura de Endesa, podría consolidar aquí un bloque energético grande y diversificado. Para algunos entendidos esto no sería demasiado relevante a la luz de un hecho irrefutable: el Estado local ya resignó gran parte de su poder de decisión con las privatizaciones del sector, básicamente la de YPF, y la nacionalidad de los actores privados resulta ahora casi un dato accesorio.
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