Viernes, 19 de mayo de 2006 | Hoy
ECONOMíA › STIGLITZ HABLO EN DEFENSA DE LA NACIONALIZACION
“Cuando alguien le devuelve una pintura que le había quitado, eso se llama devolución”, dijo el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, ante la pregunta de un periodista sobre la nacionalización de los hidrocarburos por el presidente Evo Morales. Faltó decir: “Y lo mismo vale para los hidrocarburos”, pero todos entendieron que se trataba de un espaldarazo al presidente indígena.
No fue la única “buena noticia” que Morales recibió ayer: la caducidad del contrato con la petrolera estadounidense Occidental Petroleum, decidida por el gobierno de Quito, y la subsiguiente penalización de la administración Bush contra Ecuador, al excluirlo de la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC), fueron vividas como una victoria propia por el gobierno boliviano. Desde hace tiempo, Morales veía a Ecuador como un potencial nuevo pasajero del tren del Alba, ya firmado con Cuba y Venezuela, y ya es algo que los ecuatorianos se hayan –o los hayan– bajado del otro tren: el del TLC, percibido como un candado a las reformas de los ’90.
El ex vicepresidente del Banco Mundial, uno de los críticos más difundidos de la globalización, llegó anteayer a La Paz con una invitación oficial. Su primera jornada la destinó a reuniones con miembros del equipo económico del gobierno, que preparan un plan de desarrollo. La segunda, a charlas públicas, condecoraciones con doctorados Honoris Causa y una conferencia de prensa de la que participó Página/12.
Los dos ejes temáticos que abordó funcionaron como una suerte de legitimación de las políticas nacionalistas de Morales: el balance negativo del Consenso de Washington y el apoyo a la “reconstrucción” del Estado, y las críticas a los TLC con Estados Unidos (incluyendo la defensa del comercio Sur-Sur).
“No hay una verdadera negociación por los TLC; como me decía un negociador marroquí, ellos (EE.UU.) exigen y nosotros aceptamos, por eso digo que es una exigencia y no una negociación”, explicó el académico, quien hizo un balance negativo del Nafta: “En estos diez años, la brecha entre México y Estados Unidos aumentó, hay más desvío que creación de comercio y, aunque las barreras arancelarias disminuyeron, se mantuvieron las barreras no arancelarias, que son peores”, señaló Stiglitz. Y destacó que, mientras los pobres urbanos disminuyeron, aumentaron los rurales, producto en parte de la entrada a México de maíz norteamericano generosamente subsidiado. Como un empujoncito final repitió varias veces que los bolivianos deben recibir un precio justo por sus recursos naturales, justo cuando negocia con Argentina y Brasil nuevos precios de venta de gas.
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