Viernes, 19 de mayo de 2006 | Hoy
Ante la amenaza de escasez de trigo para la molienda interna, los exportadores aceptaron el pedido del Gobierno de autorregular los envíos.
Por Fernando Krakowiak
Los exportadores de trigo se comprometieron ayer a “autorregular” sus ventas al exterior para garantizar el abastecimiento del mercado interno y frenar subas en los precios. Así evitaron que el Gobierno restringiera las exportaciones de ese cereal, tal como hizo con la carne. La promesa surgió en una reunión que mantuvieron durante la mañana las cámaras del sector con la ministra de Economía, Felisa Miceli.
Las versiones sobre un posible cierre del mercado surgieron luego de que en los últimos cuatro días se anotaran casi un millón de toneladas en el registro de exportaciones que administra la Secretaría de Agricultura. Hasta el 17 de mayo los empresarios se habían asegurado la venta al exterior de 6,8 millones de toneladas. Esa cifra alarmó al Gobierno, porque para garantizar el consumo interno se requieren 5,6 millones de toneladas que se destinan a la molienda local y la producción de la cosecha 2005/06 fue de 12,5 millones. Ese cálculo deja disponible para exportar sólo 6,9 millones durante el año, casi lo mismo que ya se habían asegurado los exportadores por adelantando. Si las toneladas registradas seguían aumentando a 250 mil por día iba a ser imposible garantizar el abastecimiento interno y, por ende, frenar un aumento del precio del pan.
Cuando desde la Secretaría de Agricultura le advirtieron sobre esta situación a la ministra, comenzó a crecer el rumor de que la respuesta sería un cierre de fronteras para el trigo. Luego de lo que sucedió con la carne, los exportadores de cereales y los molineros sabían que al Gobierno no le temblaría el pulso para tomar esa decisión. Por eso respondieron rápidamente a la convocatoria y prometieron “autorregularse”. Los antecedentes no son muy alentadores porque los distintos eslabones de la carne también habían asumido el compromiso de autolimitarse cuando comenzó la batalla por los precios, pero luego no cumplieron.
La amenaza de desabastecimiento local se produjo por dos motivos: la caída de la producción y el aumento de la demanda externa. En la cosecha 2005/2006 la producción se redujo 21,9 por ciento en relación con la temporada anterior, debido a las sequías que redujeron las superficies de siembra previstas inicialmente en el sudeste y el sudoeste de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y la región triguera del norte (Chaco, Tucumán, Santiago del Estero y Salta). Por el lado de las exportaciones, a la sostenida demanda de Brasil (compra el 53 por ciento del trigo) se le sumó un aumento en las ventas a Colombia (duplicó sus compras), Ecuador (las triplicó), Chile, Uruguay, Sudáfrica, Egipto e Irak, entre otros destinos. Esa mejora se produjo en un contexto de suba de precios, que sólo se vio alterado el miércoles cuando los rumores hicieron caer el precio de la tonelada de 350 a 330 pesos.
La promesa de los exportadores despeja, al menos en el corto plazo, la amenaza de “estrangulamiento” del mercado. Así lo entendió el secretario de Coordinación Técnica, Guillermo Moreno, quien aseguró que “el precio del kilo de pan no se modificará”. Alberto España, presidente de la Federación Argentina de Industrias Molineras, también se manifestó optimista ante Página/12 al afirmar que “el Gobierno tiene una actitud responsable y nosotros un fuerte compromiso con la política de precios”. En las próximas semanas se sabrá si efectivamente primó el consenso o el trigo seguirá el camino de la carne.
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