Jueves, 19 de octubre de 2006 | Hoy
ECONOMíA › MICELI APUNTO A LOS INDUSTRIALES QUE RECLAMAN AJUSTES DE PRECIOS
La ministra advirtió a los dirigentes reunidos en la conferencia anual de la UIA que no hay motivos para armar “un colchón de precios”. Así busca desalentar los reclamos de aumentos de varios sectores. Diferencias en la Unión por los acuerdos.
Por David Cufré
Desde Córdoba
Felisa Miceli hizo pública ayer la presión constante del Gobierno sobre distintos sectores empresarios para evitar una escalada inflacionaria. Al hablar ante 150 industriales, en la apertura de la conferencia anual de la Unión Industrial Argentina, la ministra les advirtió que “no hay justificativos” para que armen un colchón de precios, dado que la economía atraviesa un proceso de desarrollo sostenido que les garantiza rentabilidad a largo plazo. Tres rubros fabriles que temen represalias del Ejecutivo por subas en sus productos organizaron una reunión para la próxima semana a fin de demostrar que no son ellos, sino el canal comercializador, quien carga con la responsabilidad de esos incrementos.
Se trata de la Fundación Pro-Tejer, que agrupa a los productores textiles, y de las cámaras del Calzado y la Marroquinería. Después de recibir duras recriminaciones del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el primero de esos sectores decidió actuar para frenar la amenaza de una apertura de las importaciones. Se sumaron calzado y marroquinería, también castigados por el funcionario debido a las subas por el Día de la Madre, y entre todos buscarán un acuerdo de “buenas prácticas comerciales” con vendedores mayoristas y grandes marcas.
“Cada uno tiene que hacer su negocio, pero en tiempo y forma. Si el Gobierno ve que aumentan mucho los precios, va a apretar y saldremos todos perjudicados”, exhortó el presidente de la Cámara de la Industria del Calzado, Alberto Sellaro. .
Dentro de la UIA hay dos grandes líneas de pensamiento respecto de la política de acuerdos de precios. Un sector, que encabeza José De Mendiguren, considera que esos convenios resultaron efectivos para contener las expectativas inflacionarias y que seguirán siendo útiles si se limitan al corto plazo, hasta que maduren las inversiones que incrementen la oferta de bienes. Otro grupo, del que Cristiano Rattazzi, presidente de FIAT, es su vocero más desprejuiciado, afirma, como reiteró ayer, que “la historia argentina demuestra que este tipo de acuerdos son un fracaso”. “Se sabe cómo entramos pero no cómo salimos”, agregó. Las terminales automotrices y las grandes empresas alimenticias intentan convencer al Gobierno de la necesidad de ajustar sus precios. Las primeras aducen que sufrieron un aumento de costos que recortó significativamente su rentabilidad. Las segundas piden una válvula de escape para algunos precios, porque pretender que sigan en los niveles actuales hasta las elecciones de octubre de 2007 generaría –según su versión– tensiones peligrosas. Moreno convocó para la próxima semana a productores de bebidas (gaseosas, agua mineral y cervezas) para renovar los convenios un año más. Los empresarios preparan cuadros y estadísticas para defender su posición. Miceli les recordó que su tarea no será sencilla. Desde que Moreno asumió en Comercio Interior, la ministra abandonó el día a día de la negociación con empresarios por la evolución de los precios. Esa pérdida de protagonismo fue ganada en igual proporción por aquel funcionario. La especulación de varios industriales que están en contacto cotidiano con Moreno es que su aspiración es quedarse con el sillón de ministro. Más allá de si su lectura es acertada o incorrecta, refleja la visión que un sector amplio de la central fabril tiene de uno y otro. Y en ese marco ubicaron las advertencias de Miceli.
La ministra hizo un repaso de las principales variables económicas y destacó la solvencia del modelo. “Estamos frente a una dinámica de desarrollo sostenido”, describió, para dar paso al punto medular de su discurso: “No hay justificativos para tomar seguros anticíclicos a través de los precios”. Es decir, los industriales deben descartar aumentos preventivos, porque eso no haría más que afectar un proceso de crecimiento que los tiene como principales beneficiarios.
En la misma línea, Miceli le recordó al auditorio que por primera vez en muchos años “en la Argentina se puede debatir el futuro”. Esto es producto de políticas consistentes, agregó, basadas en los superávit gemelos (fiscal y comercial), un tipo de cambio flexible y competitivo y una política monetaria prudente. “Todos los economistas intelectualmente honestos reconocen los logros de la política económica, que se sustenta en bases sólidas”, remató.
La titular de Hacienda también cuestionó a quienes hacen “pronósticos apocalípticos”, que “vienen acompañados de las recetas del pasado”. Algunos interpretaron que se refería a la cuestión energética, una preocupación central de numerosos industriales, y que las recetas del pasado son los reclamos de aumentos de tarifas. Miceli lo dejó en ese nivel de ambigüedad, aunque fue clara respecto de la política contra la inflación y la persistencia del modelo. “No cambiaremos de rumbo”, sentenció.
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