A setenta y cinco días de haber asumido, la nueva conducción del Indec no logra salir del atolladero en el que recibió el organismo. Un conflicto con sus trabajadores que se prolonga y no encuentra siquiera vías para la negociación. Funcionarios a cargo de direcciones que dejan sus cargos denunciando persecución. Y una permanente sospecha de manipulación de los índices de precios que daña la imagen del organismo, pero también de sus autoridades. Alejandro Barrios, director del Indec desde el 26 de abril, rompió el silencio y fijó posición frente a los temas que enmarcaron estos dos meses y medio. “Existen problemas con el IPC (índice de precios al consumidor), eso no lo niego, pero todo este conflicto no se hubiera generado si dos funcionarias a cargo del área, Clyde Trabucchi y Graciela Bevacqua, no se hubieran negado a discutir la metodología con las autoridades políticas, como siempre se hizo”, afirmó en conversación con Página/12.

–¿Cuáles son los problemas que reconoce en el IPC?

–Este IPC no refleja los gastos de las personas. Nunca fue un índice de costo de vida, eso debería quedar en claro, pero también es verdad que la encuesta debería actualizarse para buscar los productos que más representen el consumo actual. Incluso deberíamos tender a un IPC por cada estrato de ingresos, que refleje en qué gasta cada uno de ellos. Tampoco es un problema originado en enero de 2007, con el nombramiento de una funcionaria (se refiere a Beatriz Paglieri). Desde 1999 hasta diciembre de 2006 se introdujeron unos 500 cambios metodológicos, por reemplazo de productos. Pero el problema surgió a partir de los 4 o 5 cambios que se hicieron en enero.

–Desde entonces, se habla de manipulación.

–La única diferencia entre estos últimos cambios y los anteriores es que fueron propuestos por el nivel político del Gobierno. El origen del problema es que cuando la autoridad política, la ministra de Economía, solicitó explicaciones sobre la metodología del índice, dos funcionarias, Clyde Trabucchi y Graciela Bevacqua, se negaron a discutirlo, confundiendo “secreto estadístico” con secreto metodológico. Lo primero se refiere al informante del precio, el encuestado. Lo segundo no existe. Siempre se discutió sobre metodología con las autoridades. Ante la negativa, la respuesta del Gobierno fue designar a una nueva funcionaria en el área y producir los cambios metodológicos que creyó conveniente. Pero esto no hubiera sucedido si no se hubiera negado la discusión.

–Y allí surge el conflicto gremial que todavía sigue.

–El problema no es gremial, sostengo que es institucional. Se cuestionan los nombramientos, las autoridades actuales, a mí se me desconoce como interlocutor. La agenda gremial tiene respuesta en todos los puntos. Estamos avanzando en todo: el pase a planta de todo el personal transitorio, jerarquización del personal. Todas las designaciones en cargos directivos recayeron en personal histórico del Instituto. Lo institucional también lo resolveremos, pero va a demorar más. La subsecretaria Legal y Técnica de Economía, Alejandra Taddei, acaba de firmar la aprobación de la nueva estructura de organización del Indec. A partir de allí, en menos de dos meses estamos convocando los concursos para ocupar todos los cargos jerárquicos (incluye la dirección de precios al consumidor, que ocupa Paglieri). Ahí empieza a solucionarse el conflicto institucional, se garantiza una mejor calidad en la elaboración de los índices y van a desaparecer las contradicciones que hoy surgen entre diversos indicadores.

–¿No corre el riesgo de que el conflicto permanente acabe con su gestión?

–Los que paran no superan el 15 por ciento de la planta. Seguimos trabajando, y a medida que avancemos en los cambios podremos demostrar que los argumentos con los que se nos cuestiona no tienen sentido. Pero eso es puertas adentro del Indec. Para afuera, sabemos que eso sólo no resuelve la pérdida de credibilidad que sufre el organismo. Esa pelea es el desafío de nuestra gestión.