Miércoles, 22 de agosto de 2007 | Hoy
ECONOMíA › EL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS INTENTA CALMAR A LOS MERCADOS
George Bush, su secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, aseguraron que usarán “todos los medios” a su alcance para frenar la inestabilidad financiera. Las bolsas subieron, pero acá bajaron los bonos.
Por primera vez desde que empezó la agitación de los mercados financieros, con epicentro en los Estados Unidos, tanto el gobierno de George Bush como la Reserva Federal (banca central estadounidense) intentaron ponerse delante de los acontecimientos. Hasta ahora venían actuando detrás de los hechos. Ayer, Ben Bernanke dejó trascender que utilizará “todos los medios a su alcance” para solucionar la crisis. En tanto, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, aventuró que todavía falta para el final de las turbulencias, pero que todo se resolverá. “Tomará todavía algo de tiempo hasta que (la crisis) esté superada”, dijo. Bush, por su parte, aseguró que el sistema financiero norteamericano cuenta con la suficiente liquidez. Fue después de una nueva inyección de 3750 millones de dólares, por lo que la intervención trepa a 101 mil millones en dos semanas.
En este marco, los mercados operaron en calma. El índice de acciones líderes MerVal subió 1,7 por ciento, el dólar se mantuvo en 3,18 pesos y bajó la tasa interbancaria, al 10,4 por ciento anual. En cambio, hubo otra importante caída de los bonos de la deuda, de hasta 2,4 por ciento. A nivel internacional, las bolsas de Europa subieron 0,5 por ciento en promedio y San Pablo, el 1,2. Wall Street bajó el 0,2 por ciento.
La aparición de las principales figuras públicas de los Estados Unidos intenta llevar tranquilidad a los inversores internacionales, que en las últimas semanas operaron con pánico. La intervención con 400 mil millones de dólares por parte de los bancos centrales más poderosos y la rebaja de la tasa de interés que la Reserva Federal les aplica a los bancos lograron frenar la caída en picada de los activos financieros.
Ben Bernanke, titular de la Reserva Federal, mantuvo un encuentro con Paulson y con el presidente de la Comisión de Bancos del Senado, el demócrata Christopher Dodd. A la salida, Dodd manifestó que Bernanke está dispuesto a utilizar “todos los medios a su alcance” para tranquilizar a los mercados. El jefe de la FED no hizo alusión directa a una rebaja en la tasa de corto plazo, que se encuentra en el 5,25 por ciento anual, pero la interpretación de los financistas acerca de los dichos del legislador fue que a la Reserva Federal no le temblará el pulso para abaratar el costo del dinero. De hecho, el mercado de futuros volvió a operar ayer descontando inminentes rebajas en la tasa. La próxima reunión de los directores de la FED es el 18 de septiembre, pero se descuenta que, en caso de un profundo derrape de los activos financieros, esa medida se tomaría fuera de agenda.
La administración Bush también les puso sus fichas a los próximos pasos de Bernanke. No fue casual que el secretario Paulson dijera, minutos después de encontrarse con el banquero central, que tiene depositada una “gran confianza” en la Reserva Federal para alejar la crisis. Un eventual descenso de la tasa de corto plazo aparece como la bala de oro contra las turbulencias.
La gran pregunta que se formulan en los centros financieros refiere a si esa hipotética intervención serviría para salvar a la economía estadounidense de una recesión. Algunos analistas de Wall Street vislumbran que la crisis en el sector hipotecario dejó golpeadas a millones de personas, con el consiguiente efecto sobre la economía. Hubo un dato aportado por el senador Dodd que impactó: de acuerdo con un relevamiento entre entidades financieras estadounidenses, de “uno a tres millones de personas podrían perder su vivienda”, afectadas por la disparada de las cuotas de sus préstamos hipotecarios a tasa variable. Una muestra de lo que puede ocurrir lo dio un índice divulgado ayer: la cantidad de desalojos se duplicó durante el mes pasado, respecto de julio de 2006.
Por ahora, el gobierno estadounidense se aferró al mensaje de que su economía sigue robusta a pesar de los traspiés financieros. Paulson, incluso, les respondió a quienes tienen malos presagios. “No habrá solución rápida para ciertos problemas que están sufriendo los mercados de crédito. Pero los vamos a resolver porque tenemos una economía fuerte”, afirmó en una entrevista con la cadena televisiva CNBC. Luego aseguró que los inconvenientes se resolverán, “pero tomará cierto tiempo para que el problema quede resuelto”.
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