El precio de las frutas y las verduras amenaza con seguir subiendo en las próximas semanas. En la Secretaría de Agricultura aseguraron a Página/12 que los cultivos destruidos por las heladas en las distintas provincias provocaron una sensible disminución de la oferta que todavía no terminó de impactar en el mercado. El caso que más preocupa a los especialistas es el de la papa, un alimento central en la canasta alimentaria que tiene una incidencia del 21,5 por ciento en el segmento verduras frescas y congeladas del índice de precios. En los primeros diez días de agosto la cantidad de toneladas ingresadas al Mercado Central se redujo casi 20 por ciento respecto del mismo período de 2006 y se prevé una mayor disminución en lo que resta del año, lo que provocaría nuevos aumentos de precios. También se espera que vuelvan a subir la cebolla, la chaucha, los morrones y el zapallito.

Durante el primer semestre, la ciudad de Buenos Aires y el conurbano se abastecen casi exclusivamente con la producción de papa proveniente del sudeste de la provincia de Buenos Aires (Barcarce y alrededores). En esa zona las heladas no provocaron daños significativos porque la cosecha se realiza en el verano. Sin embargo, a partir de agosto comienza a crecer la participación de las producciones provenientes de Córdoba y Tucumán, donde el frío hizo estragos. En julio, por ejemplo, Tucumán registró las temperaturas más bajas de los últimos 15 años, situación que afectó la producción de papa, limón y caña de azúcar.

Según datos del Mercado Central, entre febrero y julio el sudeste de la provincia de Buenos Aires provee el 80 por ciento de la papa que se consume en Buenos Aires, con picos de casi 95 por ciento en abril. En agosto el principal abastecedor comienza a ser Córdoba con el 50 por ciento. En octubre se suma Tucumán con un 30 por ciento y en noviembre ambas provincias llegan a concentrar un 85 por ciento de la oferta.

La Secretaría de Agricultura prevé una caída significativa de los ingresos provenientes de estas provincias debido a las heladas y se estima una merma de aproximadamente 5 millones de kilos para la proyección anual. Por lo tanto, es esperable que los precios aumenten de manera sostenida. De hecho, a nivel mayorista la bolsa de 35 kilos subió en las últimas semanas de 40 a 65 pesos.

Para evitar que esta situación se consolide en la Secretaría de Agricultura corren contra el reloj. Primero evaluaron la posibilidad de importar papa desde Brasil y Uruguay pero, más allá de compras puntuales, la opción se descartó porque los inconvenientes climáticos también alcanzaron a esos países. Otra alternativa es importar de Nueva Zelanda y Holanda, pero todavía no se terminó de calcular qué costos podría llegar a tener esa decisión. Incluso la semana pasada se analizó la posibilidad de suspender las exportaciones por 60 días.

En los primeros diez días de agosto también se registró una caída significativa en los ingresos de cebolla al Mercado Central, respecto del mismo período del año pasado (casi 25 por ciento), aunque en este caso se estima que la suba de precios podría estar motivada por la mayor demanda del mercado brasileño debido a los problemas registrados en su producción a raíz de las sequías. Este escenario hace difícil que se cumpla el pronóstico del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien la semana pasada pronosticó una baja en los precios de frutas y verduras.