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El Banco Central aprobó el desguace del Scotiabank Quilmes. Las 91 sucursales de la entidad financiera que hasta ayer manejó el grupo canadiense Nova Scotia pasaron a manos de los locales Macro Bansud y Comafi. Este último absorberá 55 sucursales y 780 empleados, mientras que el Macro Bansud se quedará con 36 filiales y 420 trabajadores. En total, 550 personas perderán su empleo, y serán indemnizadas con el doble de dinero que lo previsto legalmente. Las sucursales abren el 2 de septiembre.
No obstante, el tema laboral todavía no está homologado, ya que el encuentro entre el sindicato bancario, el Gobierno y los banqueros realizado ayer en Trabajo pasó a un cuarto intermedio hasta esta mañana.
Para concretar la operación, Sedesa aportará 190 millones de pesos y el estatal Fondo Fiduciario de Capitalización Bancaria, otros 50 millones. Estos fondos serán devueltos por los compradores en un plazo de diez años. A su vez, los 208 millones de pesos que el Scotiabank había recibido en redescuentos serán cobrados por el Central con los títulos públicos que habían quedado como garantía de ese auxilio financiero.
En forma paralela a la resolución del conflicto en el Scotia, también se encaminó la crisis del Banco Galicia Uruguay. Un 78,08 por ciento de los ahorristas aceptó el menú de opciones de devolución de depósitos, propuesto por la entidad financiera, por lo cual ahora el banco negociará su reapertura con el BC uruguayo. Las opciones de reestructuración de pasivos presentado por el Galicia Uruguay incluyó la reprogramación, a 9 años de plazo, de los depósitos a plazo fijo en dólares, la emisión de un bono a ese mismo plazo, y la posibilidad del ahorrista de suscribir un mix de ambas opciones. La condición para que el Galicia pudiera seguir operando en el país vecino era que al menos las dos terceras partes de los ahorristas dieran su aceptación al plan de reestructuración, cifra que finalmente fue superada. La entidad financiera deberá devolver el 3 por ciento de los depósitos en efectivo no bien reabra sus puertas.