Después de haber permanecido abierto apenas durante trece días hábiles, el registro de exportaciones de trigo volvió a quedar cerrado ayer por decisión de la Secretaría de Agricultura y Ganadería. La suspensión del registro, de carácter temporal y por cinco días hábiles, fue justificada en la necesidad de “analizar las operaciones comerciales de ventas externas registradas, a efectos de determinar los saldos exportables, con la premisa de asegurar un correcto abastecimiento del mercado interno, evitando además la inestabilidad de precios”, señaló la Secretaría mediante un comunicado.

En los trece días que estuvo abierto, las Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE) acumularon compromisos de exportación por 7 millones de toneladas. La cosecha prevista en el último informe semanal de la SEAG alcanza a 15,4 millones de toneladas. Como la demanda interna de trigo para semilla y molinos harineros se estima en un volumen de entre 6,5 y 7 millones de toneladas, el saldo exportable podría oscilar entre los 8,4 y 8,9 millones de toneladas. Pero las fuertes heladas producidas a principios y mediados de noviembre en las zonas trigueras del sudeste y sudoeste bonaerense cambiaron el panorama. El perjuicio sobre la cosecha provocaría una reducción en la producción no menor al millón de toneladas. Algunos cálculos del sector productor hablaban incluso de más de dos millones de toneladas perdidas.

Frente al ritmo que traía la declaración de exportaciones, Agricultura y Ganadería consideró prudente ponerle freno antes de que se superara la capacidad exportable, teniendo en cuenta el correcto abastecimiento interno. De verificarse las estimaciones señaladas, la postura de la SEAG sería la de cerrar definitivamente el Registro cuando las DJ alcancen los 7,5 millones de toneladas. Cifra que apuntaba a superarse en tan sólo uno o dos días más de anotaciones.

El compás de espera le permitirá a la SEAG realizar una evaluación de las posibles pérdidas de cultivos por efecto de las heladas y determinar los nuevos saldos exportables en función de ello. La comunicación oficial también señala que serán relevadas las regiones sembradas con trigo nuevo, que en zonas productivas importantes afectaron al grano en etapa de floración.

Ya desde el martes de esta semana circulaba la versión entre los operadores acerca de la posible decisión oficial de cerrar el registro de exportaciones nuevamente. Pero hubo una lectura parcial de la situación en el sector privado, que supuso que la intranquilidad oficial provenía exclusivamente de la trepada del precio, que a comienzos de semana se negoció a 191 dólares la tonelada. En respuesta, ayer los exportadores buscaron liquidar posiciones con la intención de evitar un nuevo cierre del registro. De esa manera “lograron” hacer bajar el precio –en contra de sus propios intereses– en 10 dólares por abundancia de oferta. La “señal tranquilizadora” no consiguió su objetivo, ya que de todos modos la SEAG dispuso la suspensión del registro de operaciones, en vistas del escaso margen disponible por sobre las necesidades del mercado interno.

Más que el impacto en los costos de la harina y el pan, al Gobierno había empezado a preocuparle por la posible escasez de la materia prima. El cierre en forma “temporaria” de las anotaciones busca la forma de organizar el mercado y el abastecimiento antes del fin de la presente campaña, que culmina hacia mediados de enero. Pese a estas razones, desde el sector exportador partieron declaraciones de condena a la medida, por considerarla “una nueva avanzada oficial sobre el mercado” y una “pésima señal para el circuito comercial”.