En el Viejo Continente están sintiendo la crisis. Para el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, la región está experimentando “un crecimiento ralentizado con riesgos importantes de que sea todavía más débil”. En España, una de las economías más dinámicas de la eurozona, la caída de la actividad económica continuó en el tercer trimestre. Según informó la autoridad monetaria de ese país, la tasa de crecimiento para el segundo trimestre fue de tan sólo 0,1 por ciento en relación con los primeros tres meses del año.

Si bien no precisó cuánto tiempo se extenderá la crisis, el presidente del BCE señaló que “la corrección está en marcha y pide del conjunto de los responsables mucha alerta”. En España, el Banco Central considera que la actividad continúa debilitándose, “en un contexto de incertidumbre que habría aumentado en la segunda mitad de septiembre debido al agravamiento de las tensiones en los mercados financieros internacionales”.

En el país ibérico la actividad industrial y la construcción también muestran signos de debilitamiento. Según informó el organismo estadístico, la producción fabril de agosto cayó un 7 por ciento en términos interanuales, con resultados negativos por cuarto mes consecutivo. En los primeros ocho meses del año, la producción industrial cayó un 3,2% respecto del mismo período de 2007. En agosto, la producción de bienes de consumo cayó un 6,2 por ciento interanual, que estuvo concentrada en bienes durables. Uno de los sectores más afectados fue el automotor. La cantidad de unidades producidas cayó 41,5 por ciento en agosto con respecto al año anterior.