Viernes, 7 de mayo de 2010 | Hoy
ECONOMíA › OPINIóN
Por Alfredo Zaiat
La secuencia de la crisis griega se presenta tan previsible que provoca cierta incredulidad la respuesta de líderes mundiales y organismos multilaterales. La debacle argentina en 2001 es tan reciente que pareciera que no hubiera sucedido para persuadirlos en la insistencia de la receta del fracaso, con el FMI relegitimado por las potencias como auditor y gendarme del ajuste. Aunque es sustancial en las decisiones, ese comportamiento no es sólo por la concepción ortodoxa de abordar la cuestión económica. El aspecto central es la hegemonía de las finanzas en la actual fase del capitalismo global, que orienta el sentido de las medidas de ajuste. Estas buscan evitar quiebras bancarias generalizadas para eludir costos aun mayores a los dramáticos, que ya son ineludibles. Recesión, destrucción de empleos, protestas populares y muertes, aumento de impuestos regresivos y reducción de salarios y jubilaciones, que conforman un cuadro de profundo deterioro social son considerados por esos líderes daños menores frente a la posibilidad de un derrumbe del sistema financiero. Para eludirlo anuncian millonarios paquetes de auxilio como un acto de fe, apostando a mejorar así las expectativas y evitar la debacle, aunque la contrapartida es el ajuste que profundiza la crisis y acelera el desenlace de la devaluación y el default.
El gran temor no es la caída de Grecia, que en los hechos ya está postrada en una virtual cesación de pagos, sino la situación de los grandes bancos europeos y el efecto expansivo al resto de Europa, en especial a países vulnerables, como España y Portugal. La intervención activa de Alemania en esta crisis se explica, además de ser la potencia europea, para proteger a sus bancos debido a la elevada exposición crediticia que tienen en esos tres países: en Grecia, 45.003 millones de dólares; en Portugal, 47.377 millones de dólares; y en España, 237.983 millones de dólares. En esos tres mercados, la exposición de entidades alemanas equivale a casi el 10 por ciento del total de las financiaciones externas de su sistema bancario. En forma global, la exposición de los bancos europeos a Grecia totaliza 193.062 millones de dólares; a Portugal 240.498 millones de dólares; y a España 832.288 millones de dólares. La fuente de estas cifras es el Banco Internacional de Pagos (BIS, según las siglas en inglés) y corresponden a fines de 2009.
El humor viene a colaborar en la comprensión de esta y de anteriores crisis financieras. Con ironía, el humorista gráfico español, conocido como El Roto, en una ilustración le hizo decir a un banquero: “La operación ha sido un éxito; hemos conseguido que parezca crisis lo que fue un saqueo”.
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