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La integración productiva plantea hacer eje sobre el empresariado pyme, pero la capacidad de llevar adelante estos planes está mediada por el acceso a la información y el respaldo del Gobierno. Página/12 dialogó con Cristina Alonso, directora de relaciones comerciales y negociaciones internacionales de Admira, quien integró la comitiva que encabezó la ministra de Industria, Débora Giorgi, en su viaje a Brasilia para impulsar la integración productiva del sector metalúrgico, donde predominan pymes.

–¿Cómo analiza las posibilidades de integración en el sector metalúrgico?

–El 95 por ciento de las empresas metalúrgicas son pymes. Por eso, como entidad representativa del sector, tratamos mucho con la problemática de ese tipo de empresas. Hay una necesidad de difusión de muchas herramientas de integración productiva que no son conocidas por el sector privado. Y este desconocimiento no es exclusivo de las pymes, sino que también se produce lo mismo en empresas grandes.

–¿Cómo se difunden las herramientas que van apareciendo?

–Parte de la responsabilidad les cabe a las entidades gremiales. Nosotros tenemos manera de llegar a nuestros asociados a través de boletines o reuniones. También el Gobierno debe trabajar en la difusión, porque las pymes no leen todos los días el Boletín Oficial. Entonces muchas veces no se enteran de las herramientas. Creo que en un tema relativamente nuevo como la integración productiva, el rol de difusión es muy relevante. La integración se debe producir para hacer juntos lo que hoy no se puede hacer solos, o para hacerlo mejor de lo que se podría hacer solos.

–¿Las empresas ligadas a Admira podrían insertarse en el sector naval y el de petróleo y gas, que los gobiernos buscan potenciar?

–Sí, una de nuestras cámaras es la Federación de la industria naval, que está trabajando con sus pares del Mercosur. En el sector de petróleo y gas también hay empresas interesadas. Como no tenemos una cámara específica para ese sector, generamos un grupo especial de potenciales proveedores, que serán unas 70 u 80 empresas interesadas. Lo creamos con la idea de acceder al mercado brasileño, que permitiría obtener una demanda lo suficientemente grande como para hacer masa crítica, desarrollo tecnológico, certificaciones en los casos que no los hay, y también poder apuntar a otros mercados. En Latinoamérica hay mercados muy interesantes relacionados con el sector de petróleo y gas.

–¿Qué cree que buscan los brasileños con la integración?

–En el caso de petróleo y gas, los programas de Petrobras son tan fabulosos que la industria brasileña no va a dar abasto para proveerla. Entonces por eso tienen una visión de asociación productiva con otros países del Mercosur.

–¿Cómo ve al empresariado pyme frente al desafío de la integración?

–Hay muchos casos donde la prevención domina, pero hay muchos otros que ven que sus debilidades pueden superarse con la fortaleza de la empresa extranjera. Un empresario que ha sobrevivido en la Argentina alguna virtud ha tenido. En los ’90 desaparecieron muchísimas empresas metalúrgicas.