Desde Cannes

La última actividad de Cristina Fernández de Kirchner antes de regresar a la Argentina fue la que tenía agendada como primera, pero debió suspender por demoras en la llegada: una audiencia con el titular de la Organización Internacional del Trabajo, Juan Somavía. La reunión de ayer sirvió entonces como balance de lo ocurrido en la cumbre del G-20. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, que formó parte de la delegación oficial, en un gesto del papel que le asigna el Gobierno a la cuestión del empleo, resumió: “Vemos con satisfacción que el trabajo vuelve a convertirse en uno de los puntos esenciales de la agenda internacional”. El jefe de la OIT fue elogioso con la Argentina por esa razón. “Ustedes tienen que saber la influencia que tuvo su país en estos resultados del G-20”, expresó.

“En las decisiones que se tomaron aquí se ve la mano argentina”, continuó. “El trabajo, la protección social, la necesidad de que las inversiones vayan a la economía real y no a estos juegos financieros, todo eso lo propuso la presidenta Cristina y la OIT lo reconoce”, planteó. El apoyo del funcionario internacional, de origen chileno, se explica también por las gestiones que hizo en cumbres anteriores CFK para sumar a la OIT a los encuentros del G-20. Una vez más, luego de las sesiones de Cannes, el organismo que reúne a trabajadores, empresarios y gobiernos fue convocado a participar de la evaluación de medidas en favor del empleo.

“Se está reconociendo que un mundo que está con una crisis en Europa y problemas en Estados Unidos necesita replantear muchas cosas”, sostuvo Somavía. “Los países de América latina y de Asia aprendieron las lecciones de los años ’80 y ’90, le devolvieron la plata al FMI y le dijeron que de ahora en adelante serían ellos los que definirían sus politicas como mejor les pareciera. Desde que hicieron eso, les ha ido mejor que a las potencias”, analizó.