ECONOMíA
Bomba con dos blancos
Por Maximiliano Montenegro
Si tendiera a confirmarse un IPC del 40 por ciento, el impacto social sería enorme. Por dos motivos:
- La pobreza y la indigencia se expandirían hasta niveles nunca vistos en el pasado, ni siquiera en los tiempos de la híper. Vale recordar que en este escenario, los precios de la canasta de alimentos y bebidas del INdEC se incrementarían casi un 60 por ciento. Así, con salarios y remuneraciones que seguramente irán muy por detrás, los 10 millones de personas que hoy hacen equilibrio sobre la línea de la pobreza podrían caer abruptamente y sumarse al ejército actual de 14 millones de pobres.
- La clase media endeudada con los bancos sufrirá el ajuste de sus cuotas por el índice CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia), que actualizará todos los meses por la inflación del mes pasado. Si, de nuevo, los salarios no siguen de cerca a la inflación –y con semejantes niveles de desocupación nadie planteó siquiera la posibilidad de indexarlos– los créditos se volverán impagables o las cuotas de los préstamos irán acaparando una porción cada vez mayor de los ingresos familiares.