Corrientes y Angel Gallardo. Una bola de humo negro sobrevuela por encima de un policía que ordena el tránsito. Detrás suyo, dos neumáticos arden y unos metros más atrás, una veintena de vecinos sin luz corta la intersección de las avenidas. Se escucha el sonido metálico de las cacerolas y, a lo lejos, los bocinazos de los automovilistas. Ayer, los vecinos de Villa Crespo y Almagro protestaron por los cortes en el suministro eléctrico, que en algunos casos lleva ya doce días. La escena se multiplicó casi idénticamente en distintos puntos de la ciudad y el Gran Buenos Aires. Los principales accesos a la ciudad estuvieron colapsados durante gran parte del día por los piquetes.

Se registraron protestas en Flores, Villa Crespo, Almagro, Boedo, Barracas y Villa Lugano, entre otros. En la provincia de Buenos Aires, las manifestaciones de los usuarios sin luz se extendieron por Quilmes, La Plata, Escobar, Ramos Mejía y Avellaneda.

“Toda mi vida viví acá y nunca había sufrido una cosa así, durante tantos días”, dijo Eduardo, un vecino de Villa Crespo, de 64 años, que participaba del corte en Corrientes y Angel Gallardo. En su casa, en Humahuaca al 4500, estaban sin luz desde el jueves al mediodía. “Decí que no vivo en un departamento y, por suerte, al menos tengo algo de agua.” El vecino reclamó medidas “para organizar la distribución de energía, teniendo en cuenta los comercios que más consumen” y pidió por inversiones en el sector: “Todos los años se construyen en la zona cuatro o cinco edificios de diez pisos y nadie invierte en cables, ni siquiera los cambian”.

La gran mayoría de los comercios del barrio funcionaba ayer gracias a los generadores eléctricos que se apostaban a la entrada de los locales. “Desde acá hasta Scalabrini Ortiz, a la noche es una boca de lobo. No andan los semáforos, manzanas enteras están sin luz desde hace seis, siete días. Es terrible”, señaló Matías, un vecino de Pringles y Estado de Israel que se sumó a la protesta por solidaridad. “Desde Yatay hasta acá están sin luz. Yo zafé por una cuadra.”

En Flores, los vecinos denunciaron que desde hace diez días están sin energía eléctrica. Desde las primeras horas de la tarde de ayer, cortaron la intersección de las calles Carabobo y Eva Perón. Rubén, un vecino de 53 años que vive en Lautaro al 1100, indicó que la falta de luz en numerosos puntos de Capital “es la mejor imagen de la falta de inversión”. “Los cables son de hace 80 años y nadie los cambia. La cuadrilla de Edesur viene, empalma unos cables y se va. El Gobierno no les exige nada. Y en el medio estamos nosotros, que nos sentimos abandonados. Queremos que se dejen de echar las culpas unos a otros y que se hagan cargo de este problema.”

Sentada en la vereda de Eva Perón al 2000, Vanesa (40), otra de las vecinas que participaban del piquete, enumeró las medidas que tomó frente a los cortes reiterados: “Desenchufamos la heladera y la tele, por las dudas de que vuelva y nos las queme; compramos rolitos en los comercios que están con luz; juntamos agua en baldes y nos bañamos en lo de algún familiar”.

Desde la mañana, en la autopista Dellepiane, ambas manos de circulación estuvieron bloqueadas, lo que generó importantes demoras en la autopista Riccheri y la avenida General Paz. Al igual que el jueves, los vecinos de Villa Lugano reclamaron de esa manera la restitución del servicio eléctrico. El puente Alsina, en Pompeya, también fue escenario de piquetes por corte de luz.

Las protestas se repetían en varias esquinas de la ciudad. En la avenida Rivadavia y Senillosa, en Caballito, los vecinos exigieron el retorno de la luz. Lo mismo sucedió en la avenida Coronel Díaz y Paraguay, en Palermo; y en Vélez Sarsfield e Iriarte, en donde los vecinos de la villa 21-24 de Barracas pidieron por el restablecimiento del suministro eléctrico.

Por su parte, las empresas Aysa y Edesur desplegaron generadores eléctricos en los barrios más afectados y distribuyeron botellones de agua potable entre los vecinos.

En el marco de los cortes de energía, una mujer de 83 años fue rescatada de un edificio en Inclán 4278, en Boedo. Los bomberos accedieron a la sala de máquinas de los ascensores y, de manera mecánica, hicieron correr los elevadores con un sistema de poleas, mediante el cual pudieron bajar a la anciana del piso 20, donde vive. “Gracias a Dios, se portaron muy bien”, agradeció la mujer a las 10.30, cuando salía en silla de ruedas por el acceso principal del edificio.