“Quienes hablan de una reprivatización del sistema ni siquiera leyeron la resolución o tienen mala intención y buscan confundir a la gente”, lamentó Randazzo en referencia a los dirigentes políticos que calificaron la reorganización como una nueva privatización de las líneas. “Les entregan los trenes a las mismas empresas que los destruyeron y obtuvieron rentas fenomenales”, sostuvo Fernando Solanas, senador por Unen. En su cuenta de Twitter, el diputado por la UCR Manuel Garrido consideró que “con la privatización de los trenes se acaba la mentira Nac&Pop y comienza la etapa de sinceridad menemista”; mientras que el titular de la CTA, Pablo Micheli, expresó por la misma vía que “resulta irónico que este gobierno anuncie la privatización de las líneas ferroviarias”. Las críticas revelan un fuerte desconocimiento porque Emepa y Roggio, que ahora operarán dos líneas cada uno, venían gestionando esas mismas líneas en conjunto. Los cuestionamientos de los sindicatos fueron más precisos: “Siempre estuvieron en manos privadas. La única línea que cambió parcialmente es el Sarmiento, donde la conducción está en manos de funcionarios estatales”, planteó Edgardo Reynoso, delegado de la Unión Ferroviaria. Por su parte, el gremialista Rubén Sobrero lamentó la decisión: “Pensé que este gobierno iba a recapacitar, que íbamos a recuperar las líneas ferroviarias”.