Desde Washington

La tensa relación entre el FMI y el Gobierno comenzó a distenderse con el lanzamiento del nuevo índice de precios a nivel nacional (IPCNu) y la actualización de las mediciones del crecimiento económico. Los cambios en las estadísticas eran reclamados por el FMI, que amenazó con sancionar al país si no producía esas modificaciones. La calidad de las estadísticas públicas ya no representa el punto central de la agenda, pero el proceso de supervisión y cooperación con el organismo comprometido por las autoridades argentinas sigue vigente. El pasado 30 de septiembre, el Indec y el Fondo finalizaron el intercambio de información sobre distintos aspectos metodológicos de las mediciones de precios. Los técnicos del FMI se mostraron “conformes” con el trabajo realizado. No obstante, en el Ministerio de Economía consideran improbable que el organismo refleje el resultado de ese trabajo en el nuevo “Panorama Económico Mundial” que se conocerá hoy. En ese informe, los datos del país fueron acompañados, a lo largo del último lustro, por un asterisco que advierte sobre los cuestionamientos a las estadísticas públicas de precios y PIB.

Axel Kicillof, ministro de Economía, y Alejandro Vanoli, presidente del Banco Central, participarán desde pasado mañana de la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial. Son conscientes de lo que les espera. La titular del FMI, Christine Lagarde, ya anticipó la semana pasada el tradicional recetario del organismo para apuntalar el nivel de actividad en momentos de crisis o estancamiento: reformas fiscales y laborales para promover la creación de empleo, un eufemismo de ajuste del gasto y flexibilización laboral. “La disputa política e ideológica sobre cómo enfrentar la recesión global está presente. Argentina impulsa y defiende su estrategia de crecimiento con inclusión, pero la posición de los organismos internacionales sigue siendo ortodoxa, es un mantra del que todavía no nos podemos liberar”, expresó a Página/12 un funcionario del Palacio de Hacienda.

Si bien el “flojo y mediocre” crecimiento económico internacional ocupa el centro de la agenda de las discusiones formales en las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial, la necesidad de contar con mecanismos de reestructuración de deudas soberanas que restrinjan el accionar buitre será una parte ineludible de los debates durante la semana. A la discusión en los eventos oficiales organizados por el FMI, el Banco Mundial, el G-20 y el G24 se sumarán talleres programados por organizaciones como Jubilee USA, Centre for International Governance Innovation (CIGI) y New Rules for Global Finance.

Panorama con asteriscos

En su “Panorama Económico Mundial” de abril pasado, el FMI reclamó un “ajuste ordenado” de la economía argentina y disparó contra las políticas de impulso a la demanda interna de los últimos años. En ese momento, el organismo estimó que la actividad económica local crecería 0,5 por ciento en 2014 y proyectó un avance de 1,0 por ciento en 2015. Aunque el FMI reconoció los avances observados en las estadísticas públicas, sus señalamientos con advertencias sobre la información oficial permanecen.

Luego del lanzamiento del IPCNu en febrero, el Indec se comprometió a responderle al staff del Fondo un conjunto de consultas metodológicas que completarían los requerimientos formales para evitar cualquier tipo de sanciones. De acuerdo con el cronograma establecido por el FMI, la titular del organismo, Christine Lagarde, informará al Directorio Ejecutivo sobre el estado de la implementación de las medidas específicas por parte de Argentina a más tardar el 14 de noviembre de 2014. El FMI mantiene un sistema de evaluación que se prolongará hasta el primer trimestre de 2015. Recién en ese momento podría desaparecer el asterisco que pone bajo observación las estadísticas del Indec.