Miércoles, 26 de noviembre de 2014 | Hoy
ECONOMíA › PáGINA/12 SE SUBIó AL TREN
Por Cristian Carrillo
El estilo inglés, con toques del academicismo francés, con que fuera construida en 1915 la Terminal Retiro-Mitre, hace constrastar todavía más el arribo de las nuevas unidades provenientes de China. Las flamantes locomotoras de la formación Mitre generaron en los pasajeros la ansiedad habitual del estreno. “Vamos a ver qué tal son”, señala con cierto escepticismo una pasajera a la espera del tren de las 19.13, que se anuncia en los carteles electrónicos que se incorporaron a la plataforma 1 y 2 de la terminal. “Quedate tranquila, vine esta mañana y están bárbaros”, le contesta Anabela, quien vuelve hacia Virreyes. “Antes no podías hablar por celular en el tren porque no se escuchaba nada”, relata Mariel, una abogada que se dirige a Victoria. Un andar más silencioso, la climatización de los vagones y las herramientas de seguridad son las principales características que resaltan los usuarios.
El guarda anuncia la salida del tren a Tigre, vestido para la ocasión de un estreno. El uniforme se delata por ser nuevo, al igual que el tren. El motorman cambia de posición y todavía recibe preguntas de sus pares respecto al manejo. Quienes venían desde el norte bajaron por la izquierda de la formación y antes de que se habilitara el ingreso (por la derecha), personal del lugar hizo una inspección y barrió algunos papeles que quedaron en el piso, que todavía no tiene marcas del tránsito, esas que los años le darán indefectiblemente. Los asientos tienen una tela aterciopelada. “Es muy gracioso ver a la gente tocando los asientos por lo suaves que son. No lo pueden creer. Ojalá duren”, señala Cecilia, quien se dirige a Estación Rivadavia.
La noticia de nuevas formaciones atrajo a usuarios que habían dejado de usarlo. “Voy un par de estaciones nada más”, reconoce Cecilia. “Yo lo había dejado de tomar. La verdad es una alegría. Voy hasta Tigre y con el 60 no llegas más”, interrumpe Horacio. La sensación que se repite entre varios usuarios es la de utilizar un servicio de larga distancia. “Mi marido, cuando paramos en una de las estaciones, me dijo: ‘Llegamos a Bariloche’”, agrega Anabela. Su hijo de cuatro años se ríe y asiente con la cabeza al preguntarle si le gustó el viaje.
Una voz preanuncia la salida de la formación y aconseja ser cuidadosos con los objetos personales “por seguridad”. Un punto rojo titila anunciando la salida desde Retiro y en naranja se anuncia la siguiente estación (Lisandro de la Torre). El resto se mantiene en verde. El aire acondicionado se hace notar gracias al hermetismo de las formaciones, pese a que estos vagones permiten la apertura de ventanas. “Las puertas automáticas brindan mucha seguridad. Así no se queda nadie manteniendo las puertas abiertas ni colgado”, rescata Mariel. El sistema de puertas inteligente impide el movimiento del tren si no se han cerrado correctamente. Los vagones cuentan con protectores para los caños al ingreso, dos domos (cámaras 360) en cada vagón y apoyo isquiático con los ganchos para inmovilizar las sillas de ruedas.
Los trenes tienen un sistema de suspensión neumática que ofrece mayor confort en el andar. “Al mediodía, cuando vine para el Centro, me congelé (por el aire acondicionado) y el único ruido parece el del ventilador”, aseguró Silvia de Acassuso, quien viaja con una bicicleta al vagón respectivo. Allí hay espacio para unas 20 bicicletas, aunque sólo hay ganchos para colgar seis. La velocidad final del tren y las demoras en el ingreso a Retiro –por el cambio de vías– se replicaron en unas cuantas opiniones. En líneas generales, las dos plataformas mantuvieron la frecuencia cercana a los 14 minutos, aunque hubo demoras en los ingresos a Retiro. El objetivo es una frecuencia de 10 minutos.
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