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Desde Nueva York

La universidad New School for Social Research es una usina formadora de economistas heterodoxos en Estados Unidos. Durante su breve visita a Manhattan, el ministro de Economía, Axel Kicillof, visitó esa casa de estudios para encabezar un encuentro con un reducido grupo de profesores y alumnos. “La crisis que se desplazó como tren fantasma desde Estados Unidos a Europa tiene como próxima estación a los países emergentes”, advirtió el funcionario que reclamó nuevos instrumentos de política y la revisión de las teorías económicas convencionales para hacer frente a la crisis. “Argentina es un abanderado de la lucha contra la austeridad a escala global. Es una disputa de dimensiones teóricas, históricas y políticas. Para salir de esta crisis tenemos que hacer frente a los niveles de endeudamiento”, expresó el prestigioso académico marxista Anwar Shaikh, que estuvo a cargo de los comentarios de la presentación del funcionario.

“En Argentina, el poder político le dio lugar a planes económicos que van a contramano del saber convencional, como los programas de austeridad, apertura indiscriminada y endeudamiento que impulsó el Fondo Monetario Internacional durante muchos años. Esa memoria colectiva histórica de los argentinos dio la posibilidad para que el Estado lleve adelante otra política económica a pesar de las presiones de los bancos de inversión, las calificadoras, los fondos buitre y el pensamiento económico dominante, las políticas aplicadas fueron exitosas”, consideró Kicillof en el encuentro organizado por el Observatorio de América Latina de la universidad.

La New School está ubicada en el barrio de Greenwich Village a pocas cuadras de Wall Street. La pequeña sala utilizada está adornada con tres grandes murales alegóricos a procesos revolucionarios y de descolonización, con representaciones de Lenin y Gandhi. Allí, Kicillof consideró que “hay una total y completa desorientación y optimismo a toda prueba de las autoridades de los países desarrollados y los organismos multilaterales que participan del G-20. Sólo escuchamos que la crisis ya se acaba y que los países van a emerger. A pesar de todos los amagues, el mundo sigue transitando una fase depresiva”.

“No se ha avanzado nada en el abordaje de los elementos estructurales de la crisis, hay un descontrol financiero que tiene raíces muy profundas que no son regulables fácilmente con los organismos que disponemos. El FMI quedó en offside ya que no jugó ningún papel para contrarrestar estas mareas financieras. Como otras crisis de sobreproducción, la resolución terminará siendo muy cruenta económica y socialmente”, expresó el funcionario que cuestionó las interpretaciones tradicionales de la crisis internacional, una línea que fue profundizada por Shaikh.