Viernes, 11 de septiembre de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › MICHEL SIDIBE, DIRECTOR EJECUTIVO DEL PROGRAMA DE LA ONU CONTRA EL VIH
De visita en Buenos Aires, el responsable de Onusida explicó las metas propuestas por ese organismo para frenar el avance de la pandemia. Y elogió las políticas sanitarias y sociales argentinas en la materia. “Es uno de los países más avanzados”, consideró.
Por Gonzalo Olaberría
“El primer objetivo del programa es el acceso al diagnóstico. Es importante poder conocer que uno tiene VIH para tener derecho a pedir tratamiento. Todavía hay unas 19 millones de personas que no conocen su condición serológica. Si se logra detectar la enfermedad temprano, con el tratamiento es posible que una persona tenga una esperanza más prolongada”, sostuvo ayer en la ciudad de Buenos Aires Michel Sidibé, subsecretario general de las Naciones Unidas y director ejecutivo del Programa Conjunto sobre el VIHsida (Onusida). Desde 2009, Sidibé concentra sus esfuerzos por controlar la epidemia a través de lo que se denomina “90-90-90”, el proyecto global para que, en 2020, el 90 por ciento de los casos estén diagnosticados, el 90 por ciento de los diagnosticados inicien tratamiento y el 90 por ciento de los tratados lleguen a tener el virus indetectable en sangre. Esta iniciativa lo trajo al país por primera vez. Ayer mantuvo un encuentro con el ministro de Salud de la Nación, Daniel Gollan (ver aparte). Y brindó un panorama de la enfermedad en la actualidad, resaltó las principales metas del plan y elogió las políticas sanitarias y sociales argentinas en la materia.
Sidibé dio una conferencia de prensa en el Centro de Información de Naciones Unidas, en Recoleta, junto a Alberto Stella, director de Onusida en el Cono Sur; Federico Kaski, secretario de Promoción y Programas Sanitarios del Ministerio de Salud nacional; y Pedro Cahn, presidente de Fundación Huésped.
De origen malí, licenciado en Economía y con posgrados en Planificación social y demografía y Economía Política y del Desarrollo, consideró que “el sida es la combinación de una situación singular: hace unos años nadie quería hablar del tema, había mucha discriminación, pero también una solidaridad mundial que pidió el activismo de la ciencia para disminuir el precio de la medicina y entender mejor la enfermedad. La revolución más importante es que la gente nos decía que no íbamos a poder tratar a los pobres que morían en los hospitales y hoy cada vez más gente tiene acceso al tratamiento. Tenemos una ventana para profundizar las acciones en los próximos años. Es posible controlar el sida”.
Según los últimos datos de Onusida, en 2014, 36,9 millones de personas vivían con VIH, se detectaron 2 millones de casos de infección y 1,2 millones murieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida. Aunque la cifra de nuevos infectados disminuyó un 35 por ciento desde 2000 y la de muertes lo hizo un 42 por ciento desde el nivel máximo alcanzado en 2005, las principales intenciones son reforzar la detección temprana del virus, llevar adelante políticas que combatan la discriminación y lograr que el precio de los tratamientos sea accesible para cumplir con el objetivo de 90-90-90 en 2020. De conseguirlo, se espera evitar 28 millones de infecciones y 21 millones de muertes para el 2030.
En este sentido, el director mundial de Onusida destacó las políticas públicas llevadas adelante por Argentina, cuya situación sanitaria respecto al sida se estabilizó durante los últimos cinco años. Anualmente alrededor de 110 mil personas viven con VIH –de los cuales se estima que el 30 por ciento desconoce su situación–, se detectan unos seis mil nuevos casos de infección –de ellos, 100 son transmisiones directas de madres a hijos– y fallecen aproximadamente 1600 afectados. Para hacer frente al virus, al día de hoy, unas 60 mil personas reciben tratamientos antirretrovirales gratuitos, de los cuales el 69 por ciento los obtiene desde el sistema de salud público.
“Es uno de los países más avanzados. No sólo por la significativa promoción del testeo y el acceso universal a la terapia antiviral, sino también por la existencia de leyes como las de identidad de género y matrimonio igualitario que promueven la inclusión y la igualdad”, remarcó Sidibé, cuya agenda en estos días también incluye encuentros con miembros de organizaciones de la sociedad civil y personas que viven con HIV.
Cahn señaló, por su parte, que “las metas 90-90-90 de Onusida son ambiciosas, pero no imposibles. Alcanzarlo no va a ser posible sin los médicos, pero quien crea que va a ser posible sólo con los médicos está muy equivocado. El VIHsida es una problemática de salud pero, sobre todo, es una problemática social”.
Mientras tanto, Kaski ratificó la intención del Ministerio de Salud de garantizar la compra de fármacos a precios accesibles: “Creemos necesario añadir una cuarto meta. Para el 2020, el 90 por ciento de los tratamientos serán comprados a precios accesibles tomando como referencia el fondo estratégico de la OPS/OMS”. En esta línea, Sidibé agregó que “abordar el tema del precio de los medicamentos y demás insumos es crucial para la sostenibilidad y para alcanzar el 90-90-90, porque el sida tiene que ver con la dignidad, con la inclusión y con los derechos humanos”.
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