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El ministro de Economía volvió a hacer ayer esfuerzos supremos para quitarle dramatismo al tropezón que dio el canje de deuda el viernes último. “Era previsible este tipo de demoras”, dijo en una entrevista radial. “La gran ventaja es que esto ha puesto en evidencia que no era la República Argentina la que estaba demorando; nosotros, desde el mes de septiembre estamos absolutamente en condiciones de hacer esta operación”, agregó Roberto Lavagna. Y aseguró que “no nos vamos a apurar” en la búsqueda de un banco que sustituya al de New York, que desertó de la operación. Aclaró, contra alguna versión, que el Citigroup no está entre los candidatos. “No hace esa tarea” de canje de bonos, declaró.
Pese a que pocos días atrás había adjudicado las trabas a la intencionalidad de ciertos operadores internacionales contra la Argentina, ayer Lavagna utilizó un tono más mesurado. “Hay razones de orden técnico” que hacen compleja la operación de canje de títulos, explicó.
“Por ejemplo, los bancos en Italia, en Japón, en Alemania, están siendo objeto de juicios por parte de quienes compraron los bonos en esos países; muchos de esos bancos, justamente, tienen miedo de que el proceso se les complique aún más”.
En otro orden, eludió responder una pregunta acerca de si aceptaría, como ya lo hicieron Rusia y Paquistán, cancelar por anticipado la deuda con el FMI para salir de la órbita de sus condicionamientos. “¿Para qué voy a especular sobre gestiones que no existen? Con el Fondo hay 15 mil millones (de dólares) que se deben, y obviamente no están. En estos dos años, si nos hemos recuperado es, precisamente, porque hemos sido autónomos. Hemos logrado algo que la Argentina no tenía desde hace 50 años, que es superávit fiscal. Eso nos ha dado una enorme libertad en fijar la política económica”, explicó.
“No hay de ninguna manera una actitud de desesperación y, mucho menos, la idea de que uno pueda terminar pagando más para cerrar antes”, sentenció finalmente Lavagna, descartando cualquier cambio en las condiciones propuestas para el canje.
“Imagínese si hubiéramos cerrado esto, como nos propusieron hace dos años atrás, simplemente con una pequeñísima quita que, dentro de un año y medio, nos llevaba a una nueva crisis”, reflexionó.
Lavagna también desalentó a quienes pretenden que el Gobierno y el Banco Central dejen fluctuar libremente al dólar, actualmente con tendencia descendente. “Los acreedores externos y algunos eco-nomistas locales sostienen eso”, corroboró, “porque permitiría pagar más a los acreedores; claro está que eso destruiría parte de la producción y el empleo argentino”, ex-plicó. “Haremos lo posible para que ello no ocurra”, sentenció finalmente.