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Aún las empresas a simple vista más prósperas, como las telefónicas o algunas del rubro informática, se lamentan por la recesión que motivó 5000 despidos sólo en telefonía durante el último año y menguó sus utilidades. Luis Perazo, directivo de Telecom y titular de la cámara que agrupa a un centenar de empresas de aquellos rubros (Cicomra), añade en diálogo con Página/12 el desvelo de una devaluación, que a su juicio pondría al borde del default a un sector endeudado en más de 10 mil millones de dólares. Los temas serán detallados en la entrevista que este dirigente patronal ya solicitó con Eduardo Duhalde.
–Ustedes se lamentan de que el sector está en crisis...
–Desde fines del 2000 el mercado cayó un 15 por ciento y los precios retrocedieron, porque, en telefonía se abarataron las llamadas de larga distancia y se hicieron bonificaciones a grandes clientes que en algunos casos llegaron al 40 por ciento. La misma proporción en que, casualmente, cayeron las inversiones. Ahora, se añaden nuevos problemas.
–¿Como la devaluación?
–Una devaluación es muy grave porque deteriora aún más el salario real y hace subir los precios. Nos encarece las importaciones y por lo tanto obliga a disminuir el nivel de tecnología de los servicios. Además, las telefónicas, que requieren grandes inversiones en infraestructura, están muy endeudadas. En total, el sector debe 10 mil millones de dólares entre líneas de crédito externas y deudas con proveedores.
–¿Cree que el Estado tiene que auxiliarlas de algún modo con esa deuda?
–No creo que puedan. No estamos en una burbuja ni afuera del problema. Pero lo que pedimos es que las decisiones no sean unilaterales. Si se resuelve la devaluación sin tener en cuenta los otros problemas del sector, muchas empresas quedarán afuera del mercado. Algunas empresas subsisten con créditos de sus matrices, pero otras están endeudadas con proveedores no vinculados y no pueden pagar.
–¿Puede hablarse de riesgo de default privado?
–Si la devaluación se hace sin miramientos sí. Hay empresas que no podrán pagar su deuda en dólares. Simplemente eso.
–¿Las telefónicas podrán tolerar la desdolarización y posible congelamiento de tarifas o cualquier fórmula de este tipo?
–Habrá que ver en qué medida y de qué modo el gobierno quiere hacer esa desdolarización. Lo que queremos es participar en las decisiones. Porque se puede, al mismo tiempo, auxiliar con otras medidas que ayuden, por ejemplo, al pago de la deuda externa.
–¿Pero ayudar de qué manera, si usted mismo duda que el Gobierno pueda?
–Poniendo todo sobre la mesa de negociación. Si se trata de mantener las tarifas en un cierto valor, también hay que pensar que las empresas han sufrido y pueden sufrir una caída en sus ingresos, que se les encarecen las importaciones y que tienen una alta deuda en dólares. Después, decidir.
–Las telefónicas aparecen como privilegiadas, que acumularon utilidades mientras otras empresas quebraban. ¿No es hora de que hagan un aporte en esta crisis?
–Las empresas también están en situación crítica y sufren la crisis. Tienen, además, la imposición de hacer altas inversiones a largo plazo. De lo contrario, les ocurriría lo mismo que a Entel, que dejó de ser viable por desinvertir.
–Las telefónicas tuvieron una tarifa más alta, que les permitió invertir con la caja de la compañía...
–Si hubiese sido así, el sector no habría acumulado la deuda que tiene. En los años que teníamos 600 millones de utilidades, las inversiones llegaban a 5000 mil millones.
–¿El negocio es sostenible sin Convertibilidad?
–En otros países no existe la Convertibilidad y el negocio es bueno. La clave está en que haya reglas fijas. –¿Consideran la posibilidad de ir a juicio por el cambio de reglas tarifarias que impulsa el Gobierno?
–Todas las empresas de la cámara están en la Bolsa, por lo tanto si los accionistas juzgan que los cambios afectan el funcionamiento, se puede llegar a juicio. Sobre todo si las decisiones del Gobierno son unilaterales.
–¿Cómo ve a Eduardo Duhalde al frente del Gobierno?
–Encarando con mucha firmeza todo y con gran poder para resolver los temas pendientes. Lo único que nos preocupa es que designe en el área a alguien que conozca bien el sector. Por ahora, no vemos a nuestro interlocutor.