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El Gobierno ordenó reforzar las custodias en puntos clave de la ciudad, especialmente Plaza de Mayo, Tribunales y Plaza Congreso, ante el diagnóstico de que pueden producirse nuevos cacerolazos y movilizaciones tras el anuncio de las medidas económicas. “Hay una especie de psicosis por la devaluación –dijo a Página/12 un encumbrado funcionario del Ministerio del Interior– y todavía no se le dijo a la gente cuándo o cómo le van a devolver el dinero del corralito. Los mensajes son difíciles y es obvio que prevemos que puede haber problemas. Estamos tomando precauciones. ¿Usted tiene el dato de que esta noche puede haber un cacerolazo?”, terminó preguntando el funcionario.
“Estamos con la guardia alta y la vamos a mantener así. La orden es estar atentos hasta que se complete el circuito de conocimiento de las nuevas medidas y que haya un proceso de asimilación”, aseguró anoche un hombre de la cúpula de las fuerzas de seguridad. Aunque nadie especifica cuáles son los peligros, es obvio que el Gobierno tiene informes sobre la inminencia de nuevas protestas en la Capital Federal.
–¿Ustedes tienen el diagnóstico de que puede haber problemas en el Gran Buenos Aires? –preguntó este cronista.
–No, no, ahí las cosas están tranquilas. Los problemas podrían surgir aquí, en el centro, porque en la clase media Duhalde no cae bien, la convertibilidad era casi sagrada y encima está el corralito, las deudas en dólares, las colas en los bancos, los líos con las tarjetas de crédito. Hay una inquietud muy grande –completó el funcionario de Interior.
Por lo que pudo averiguar Página/12 en el operativo de seguridad participan la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura. Se cubren los objetivos clave, como la Casa Rosada, el Congreso y los Tribunales, pero también hay personal listo para intervenir en caso de necesidad en cualquier punto de la ciudad. “La orden es no intervenir en casos de protesta, pero sí evitar a toda costa que no haya desmanes como los que ocurrieron en cacerolazos anteriores”, detalló ceremonioso el integrante de la cúpula de una de las fuerzas de seguridad.
Pese a que los funcionarios no lo dicen en público, también hay preocupación por eventuales desmanes en los bancos, donde la tensión ha ido creciendo en los últimos días. Pero el centro de la atención esta puesta en cacerolazos como el del viernes cuando, de golpe, la gente salió a la calle, llegó hasta las puertas de la Casa Rosada e incluso entró al Congreso. Ahora, tal vez pueda acercarse , pero habrá vallados y fuerzas de seguridad tratando de aguantar la protesta.