Hace tres años, en el primer semestre de 2003, los peores indicadores de pobreza se registraban en Corrientes, Formosa, Gran Resistencia y Posadas, con tasas del 74,9 al 71,1 por ciento de personas con ingresos insuficientes para pagar una canasta básica. Esos cuatro puntos geográficos son el total de los aglomerados urbanos medidos por el Indec en la región Noreste. Le seguían en el “ranking de pobreza” los aglomerados urbanos de Jujuy-Palpalá, Gran Tucumán-Tafí Viejo, Santiago del Estero-La Banda y Salta, en el Noroeste, con tasas de pobreza del 68,6 al 63,7 por ciento de la población.

En la medición de este año, ambas regiones siguen reflejando ser las más pobres del país. Pero en ambos casos se observa una sensible mejora, habiendo reducido prácticamente en una tercera parte la proporción de pobreza que exhibían tres años atrás. Así, la región Noreste en su conjunto bajó la pobreza del 73,4 por ciento del año 2003 a 51,2 por ciento, mientras que el Noroeste pasó del 64,8 por ciento de entonces al 45,8 por ciento de la última encuesta.

Corrientes, en tanto, le cedió el poco envidiable “privilegio” de ser el conglomerado con mayor nivel de pobreza al Gran Resistencia, que hace tres años tenía un punto menos de proporción de personas pobres que sus vecinos del otro lado del Paraná, y ahora tiene cuatro puntos más.

La Rioja, en tanto, logró uno de los más notables avances del país, al pasar en tres años 52,2 por ciento de pobreza al 28 por ciento. Como para desmentir al ex presidente nacido en esa provincia que afirmaba, como un destino fatal, que “pobres habrá siempre”.