Los últimos datos del Indec confirmaron la estampida de los precios de los alimentos. El propio Néstor Kirchner admitió ayer su “preocupación” frente al incremento de la canasta básica (CBA). En los últimos cuatro meses, la CBA aumentó 8,5 por ciento, a un paso de igualar la inflación de todo el año pasado. Prácticamente todos los comestibles relevados por el Instituto mostraron alzas. Las verduras, con el 20,7 por ciento, y las frutas, con el 15, lideraron las subas desde septiembre. Por encima de la canasta básica también se anotaron el pollo, la carne y los pescados.

Los fuertes incrementos de los alimentos pusieron bajo la lupa la efectividad de la estrategia del Gobierno para contener ese rubro. En los últimos cuatro meses parecieron disolverse algunos acuerdos de precios, mientras que la política de entregar subsidios a algunos sectores todavía no logró su objetivo.

Entre septiembre y enero último, el índice de precios al consumidor avanzó 3,7 por ciento, en línea con lo ocurrido en el último año. El recalentamiento se evidenció en los alimentos. La CBA se elevó 8,5 por ciento, al pasar de 391,75 a 425,10 pesos. Algunos rubros sobrepasaron ese nivel. Fue el caso de las verduras (20,7 por ciento) y las frutas (15). Los aceites y la carne quedaron a un paso: se incrementaron 7,6 y 7,0 por ciento respectivamente.

De acuerdo con los productos relevados por el Indec, los tomates y las zanahorias encabezaron el problemático ranking: se encarecieron 73,5 y 66,7 por ciento respectivamente, a 2,95 y 1,75 pesos por kilo. Les siguieron los limones (+42,1%), las naranjas (+26,4) y las manzanas (+26,0).

La disparada excedió las verdulerías. Por encima de la evolución de la canasta se ubicaron también el pollo, que subió 13,8% (4,44 pesos el kilo); la botella de aceite mezcla (+13,0%, a 4,76 pesos), la tira de asado (+11,0%, a 8,68 pesos) y el filet de merluza (+12%, a 12,49 pesos).

Un escalón por debajo figuran los alimentos que superaron la evolución del IPC de los últimos cuatro meses. En esa lista están incluidos algunos cortes de carne (paleta, bife angosto y nalga), con aumentos de entre 6,1 y 7,2%; los quesos (entre 4,3 y 4,6 por ciento), los yogures (+4,5%), la docena de huevos (+4,3%) y las pastas (entre 3,9 y 4,8%).

Para los especialistas, la creciente demanda de productos alimenticios a nivel internacional y la suba de los precios de los cereales están presionando muy fuerte sobre los valores internos. Ni los actuales niveles de retenciones a las exportaciones ni los subsidios ni los acuerdos con las empresas alcanzan para enfriar la situación. Roberto Dvoskin, especialista en comercialización, comentó, en diálogo con Página/12, que la presión continuará. Y que el Gobierno debería ajustar su estrategia. “Tendría que haber castigos para los incumplidores de los acuerdos y premios para los que cumplen”, señaló. El mejor galardón, según Dvoskin, sería una rebaja impositiva, por ejemplo, en Ganancias.

La suba de los alimentos se dio a pesar de los acuerdos impulsados por Guillermo Moreno. Algunos expertos ahora sugieren cambios. Como la creación de un mercado de futuros para verduras y frutas, como en Estados Unidos. O el desarrollo de mercados concentradores al estilo europeo, para evitar la recarga en los precios que ponen los mayoristas. Para las carnes, Moreno está a favor de volver a restringir las exportaciones. Está claro que, más allá de la pelea por el numerito de la inflación de enero, subyace un problema que parece agravarse.