Miércoles, 11 de junio de 2008 | Hoy
EL MUNDO › LA MUERTE DE UN PIQUETERO EN LA RUTA COMPLICA LAS NEGOCIACIONES CON EL SECTOR
La suba del precio de los combustibles condujo a un paro con cortes de ruta que amenaza desatar una ola de desabastecimiento y un aumento de precios minoristas. La protesta cruzó la frontera francesa y ya produjo un muerto en la carretera.
Por Oscar Guisoni
Desde Madrid
La muerte de un transportista miembro de uno de los piquetes que tuvieron lugar ayer en gran parte el territorio español, a manos del conductor de una furgoneta furioso por la medida de fuerza, acabó con la posibilidad de que se llegara a un acuerdo con el gobierno para levantar la huelga. Las protestas del transporte de mercancías por el aumento del precio del petróleo entran hoy de esta manera en su tercer día y amenazan con dejar a España sin alimentos frescos ni combustible en las estaciones de servicio durante las próximas horas. Ayer se produjeron grandes embotellamientos a la entrada de las grandes ciudades, mientras los pescadores que también se han sumado a la protesta dejaban desabastecidos los mercados mayoristas en la mayor parte del país.
La noticia cayó como un balde de agua fría en la mesa de negociación que mantenían ayer por la tarde las asociaciones de transportistas y el Ministerio de Fomento. El conductor de una furgoneta había atropellado a la entrada del mercado central de Granada, en Andalucía, a un huelguista de 47 años que se había acercado a su vehículo para explicarle el motivo de la medida de fuerza. La policía detuvo inmediatamente al agresor y anoche las fuerzas de seguridad todavía no habían aclarado si se había tratado de un accidente o de un asesinato premeditado.
Final desafortunado para una jornada cargada de tensión en la que el gobierno socialista intentó inútilmente desactivar una medida de fuerza que está siendo protagonizada por un sector minoritario del gremio del transporte, ya que gran parte del sector aceptó de buen grado las medidas que puso el Poder Ejecutivo sobre la mesa para salir del paso. La ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, creyó ayer por la tarde que tenía la protesta bajo control, ya que las asociaciones convocantes, Fenadismer y Confedetrans, que representan sólo el 20 por ciento del sector transportista, habían quedado bastante aisladas y descolocadas después de que el gobierno aceptara la cláusula de revisión automática de las tarifas de acuerdo a la evolución del precio del gasoil, una de las reivindicaciones más importantes de los camioneros, que trasladarán de ese modo los aumentos del combustible a los comerciantes minoristas y, con mucha probabilidad, a los consumidores finales. El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero también estuvo de acuerdo en bonificar el 50 por ciento del IVA durante todo el 2008 pero se negó a fijar una tarifa mínima de los servicios de transporte, como solicitan las agrupaciones que siguen con la huelga, porque entiende que esa medida atenta con el libre mercado tal y como lo entienden las normativas de la Unión Europea.
La noticia de la muerte de uno de los piqueteros aumentó la ansiedad de la población, que ayer enfrentó grandes dificultades para conseguir combustible en las ciudades más importantes. En Barcelona, el 60 por ciento de las estaciones de servicio cerró ayer sus puertas por falta de carburante, lo que obligó al gobierno local a escoltar con las fuerzas de seguridad la entrada de camiones cargados de combustible a la ciudad con el objetivo de asegurar el abastecimiento de la administración pública, policía, bomberos, ambulancias, escuelas, hospitales, que ayer comenzaron a sentir la escasez. En Madrid, una de cada cuatro estaciones también cerró sus puertas, mientras que en los otros centros urbanos la situación dependía de la intensidad de los bloqueos que se produjeron en las autopistas de entrada debido a que los transportistas decidieron dejar sus camiones estacionados o marchar a ritmo lento por las principales vías de acceso para aumentar la eficacia de la huelga.
La presión sobre los mercados mayoristas de frutas, carnes y verduras hizo que los grandes y pequeños supermercados comenzaran ayer a notar la ausencia de estos alimentos. A pesar de que habían hecho acopio de mercadería antes de que comenzara el paro, el temor de la población al desabastecimiento hizo que en algunas ciudades comenzaran a verse las baldas vacías, una situación que se espera será aún más grave durante el transcurso de la jornada de hoy, si es que no se llega a un acuerdo para que se levante la medida.
Mientras tanto, los pasos fronterizos entre España y Francia se vieron aún más afectados que durante la jornada del lunes, al sumarse los camioneros franceses a la huelga, lo que provocó largas colas en las rutas y el enfado de los transportistas de otros países, que se vieron en medio de un conflicto que apoyan pero que no sienten como propio. Ayer se vivieron algunos momentos dramáticos cuando los piquetes impidieron el paso de los vehículos en la frontera, al tiempo que algunos camioneros procedentes de los países más alejados de la UE que viajan en compañía de sus familias pedían al gobierno que les prestara asistencia para poder volver a sus lugares de origen.
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