EL MUNDO › FUERTES CRITICAS DEMOCRATAS SOBRE LA GUERRA A IRAK
Rebelión en la granja de Bush
Los demócratas habían aceptado en un principio darle poderes al presidente para un ataque a Irak. Pero ayer, legisladores del partido y hasta Al Gore salieron a criticar los planes.
El premier británico Tony Blair está haciendo bien los deberes encargados por el presidente norteamericano George Bush: ayer presentó ante el Parlamento británico “las pruebas” del arsenal químico, bacteriológico y nuclear del que dispone Irak, y los diplomáticos británicos siguen empujando una nueva resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU para acelerar la cuestión de las inspecciones de armas en Irak. Pero Bush ahora está viendo cómo, dentro de Estados Unidos, los demócratas no parecen apoyar sin reservas el clima bélico. Fue particularmente tajante el caso de Al Gore, a quien Bush venció en los comicios del 2000 decididos en la Corte Suprema. En la noche del lunes, Gore acusó a Bush de recortar las libertades, de avasallar al resto del mundo y de apostar por el imperialismo. El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Tom Daschle, acusó a la Casa Blanca de usar el tema de Irak para ganar los comicios legislativos de noviembre. Ayer, Bush volvió a pedir al Congreso norteamericano que acelere la aprobación de las facultades especiales para declarar la guerra.
Daschle acusó al vicepresidente, Richard Cheney, de afirmar que los ciudadanos de un determinado distrito debían votar a un candidato republicano porque iba a apoyar más el esfuerzo bélico de Bush que su rival demócrata. “Si eso no es politizar la guerra, no sé qué es”, afirmó Daschle, quien pidió a la Casa Blanca “más disciplina y más sensibilidad”.
Por su parte, el senador demócrata Russ Feingold, de Wisconsin, declaró que el gobierno “está pidiendo la luna sin darnos suficiente información, y luego dice que quienes no lo apoyamos no hacemos nada”. El senador demócrata Carl Levin, presidente del Comité de Fuerzas Armadas del Senado, se despachó respecto de los poderes especiales. “Los poderes que reclama Bush son demasiado amplios, y ni siquiera se limita a Irak”, declaró.
Además, los demócratas del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes hicieron circular un informe en el que confirman las estimaciones –desestimadas por otros asesores de Bush– del principal asesor económico de Bush, Lawrence Lindsey, de que una guerra contra Irak podría costar hasta 200.000 millones de dólares. “Pueden ser más si Washington no logra aliados para compartir la carga financiera”, dijo el responsable del Comité, John Spratt. El presidente norteamericano salió ayer a atajarse, manifestándose convencido de que “en Washington hay muchos demócratas que perciben a Saddam Hussein como una amenaza para Estados Unidos”.
También el ex presidente norteamericano Jimmy Carter criticó a Bush. Pero quien realmente se despachó en su contra fue Al Gore, ex vicepresidente de Bill Clinton. “Después del 11 de setiembre, disponíamos de un enorme caudal de simpatía, buena voluntad y apoyo en el resto del mundo”, dijo en un acto demócrata en California. “Lo hemos desperdiciado, y en un año lo hemos sustituido por miedo, ansiedad e incertidumbre, no por lo que los terroristas puedan hacer, sino por lo que podamos hacer nosotros.” Su crítica a la nueva doctrina estratégica de Bush, basada en los ataques preventivos, fue frontal: “La estrategia nacional emergente no sólo celebra la fuerza americana, sino que glorifica además la idea de dominación. Si lo que Estados Unidos encarna ante el resto del mundo es liderazgo en una asociación de iguales, nuestros amigos serán legión. Si lo que encarnamos ante el mundo es un imperio, nuestros enemigos serán legión”. En opinión de Al Gore, Bush sólo aspiraba a contentar al núcleo más fiel de sus votantes, la extrema derecha. Eso había conducido a una grave erosión de los derechos fundamentales. “La idea de que un ciudadano estadounidense pueda ser encarcelado sin un proceso judicial, y que eso pueda hacerse por una simple orden del presidente o de quienes actúan en su nombre, es inadmisible, antiamericana, y debe ser combatida”, proclamó.
La Casa Blanca respondió a las críticas con frialdad. “El presidente ha unido América y América ha respondido a su llamada a la acción; seguiráhaciéndolo, aunque surjan diferencias entre el Partido Demócrata y sus posibles candidatos presidenciales”, dijo un portavoz. El Comité Nacional Republicano acusó a Gore de “ser incapaz de reconocer el liderazgo” de Bush.