Lunes, 11 de agosto de 2008 | Hoy
EL MUNDO › DESPUéS DE TRES DíAS DE ENFRENTAMIENTOS, LAS TROPAS SE REPLEGARON DE TSKHINVALI
Rusia acusó a su vecino del sur de continuar con los ataques y Georgia le atribuyó bombardeos en la ciudad de Gori. EE.UU. advirtió que las acciones del Kremlin podrían tener impactos a largo plazo y apuntan a hacer caer el gobierno de Tbilisi.
Después de tres días de combates, las tropas georgianas abandonaron Tskhinvali, la capital de la región separatista de Osetia del Sur. Entre las condiciones para alcanzar el cese de las hostilidades, Rusia le había exigido a Georgia que abandone por completo todo el territorio osetio. “Georgia hace saber que está dispuesta a iniciar inmediatamente negociaciones con la Federación de Rusia sobre un alto el fuego”, informó la Cancillería georgiana. Pero desde Moscú acusaron a su vecino del sur de continuar con los ataques. Al cierre de esta edición, el ejército ruso bombardeaba la ciudad de Gori, fuera de los límites osetios. En tanto, Estados Unidos acusó a Rusia de querer hacer caer al gobierno georgiano y advirtió que el comportamiento de Moscú podría tener un “impacto significativo a largo plazo” en las relaciones bilaterales entre ambos países.
La escalada militar en el país del Cáucaso continuaba anoche, pese a que las fuerzas georgianas se retiraron de Tskhinvali. “Ha habido bombardeos masivos en Gori toda la noche (del domingo) y ahora recibimos informaciones sobre un ataque inminente de los tanques rusos”, dijo Shota Utashvili, portavoz del ministro del Interior georgiano. “Gori está siendo bombardeado masivamente por aire y también por la artillería”, agregó, y sostuvo que las fuerzas georgianas están respondiendo a las posiciones rusas. En el mismo sentido, el presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, denunció que varios tanques rusos se encontraban en territorio georgiano, más allá de los límites de Osetia del Sur.
Gori es la mayor de las ciudades georgianas que se sitúan cerca de Osetia del Sur, en donde las fuerzas georgianas luchan desde el viernes contra el ejército y la aviación rusas. En sus primeros tres días, el conflicto ya dejó un saldo de al menos 2 mil muertos y 30 mil desplazados.
Más temprano, el jefe del Estado Mayor ruso, general Anatoly Nagovitsyn, había asegurado que sus fuerzas ya controlaban la mayor parte de la capital sudosetia. A pesar de ello, el Kremlin acusó a Georgia de continuar con las agresiones y desestimó un pedido georgiano para entablar negociaciones. El presidente ruso, Dimitri Medvedev, puso como condición para negociar la paz una retirada “completa e incondicional” de las fuerzas georgianas. También aseguró que Tbilisi debe firmar cuanto antes un compromiso formal de no atacar a la región separatista.
En tanto, Estados Unidos acusó a Rusia de querer hacer caer el gobierno georgiano prooccidental. La acusación la hizo el embajador estadounidense en la ONU, Zalmay Khalilzad, tras una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad del organismo. Según el funcionario, el canciller ruso, Serguei Lavrov, habría dicho en una charla telefónica con la jefa del departamento de Estado, Condoleezza Rice, que el presidente georgiano, Mijail Saakashvili “debía partir”. “Es completamente inaceptable y supera los límites”, declaró Khalilzad. El embajador estadounidense también acusó a Rusia de boicotear los esfuerzos para lograr la paz en la región y continuar con los bombardeos sobre la población civil. Horas antes, la Casa Blanca había lamentado la “peligrosa y desproporcionada” respuesta rusa al conflicto con Georgia, al tiempo que advirtió que el comportamiento de Moscú podría tener un “impacto significativo a largo plazo” en las relaciones bilaterales entre ambos países.
Pero el canciller ruso negó las declaraciones de Khalilzad y acusó a Condoleezza Rice de malinterpretarlo en la comunicación telefónica. Lavrov explicó que Moscú considera a Saakashvili como comandante de sus fuerzas armadas y responsable de crímenes por los que murieron miles de personas, pero la exigencia de una retirada mencionada en la conversación con Rice no se refería al presidente georgiano sino a sus tropas en Osetia del Sur. Sin embargo, la aclaración de intenciones de Lavrov volvió a oscurecerse tras las palabras del embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin. “A veces hay presidentes elegidos democrática o semidemocráticamente que deberían preguntarse qué ventaja representan para su país”, sostuvo.
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