Lunes, 11 de agosto de 2008 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA RETOMA LA AGENDA INTERNACIONAL QUE POSTERGARON LOS CONFLICTOS INTERNOS
Desde esta semana y en lo que queda del año, Cristina Kirchner realizará varios viajes y recibirá numerosas visitas extranjeras. Mañana llega el presidente de Ecuador y el jueves la Presidenta irá a la asunción de Fernando Lugo en Paraguay.
Por Fernando Cibeira
Pasó Luiz Inácio Lula da Silva con una delegación de empresarios pocas veces vista por estas pampas. Hugo Chávez hizo su periódica compra de bonos y las habituales declaraciones de apoyo. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner retomó la última semana la agenda internacional, aquella que se suponía que marcaría un rasgo distintivo de su gestión, pero que debió quedar relegada en virtud de los problemas de entrecasa. Pero, al compás de los aparentes cambios que le va imprimiendo a su estilo luego del conflicto agropecuario, las cuestiones internacionales volverán a los primeros planos. De acá a fin de año, la Presidenta emprenderá varios viajes y recibirá visitantes. Habrá algún toque exótico aquí y allá, pero prevalecerán las cuestiones de la región. Para arrancar, mañana aterrizará en Buenos Aires el presidente de Ecuador, Rafael Correa, en una visita privada, pero que incluirá una reunión con ella. En cuanto se vaya Correa, el jueves, Cristina Kirchner volará a Asunción para la asunción de Fernando Lugo como presidente de Paraguay, dejando a Julio Cobos al frente del Ejecutivo.
Lo de Correa se conoció el viernes. Se sabe que viajará junto a su familia y que sólo tiene agendado un encuentro con la Presidenta y otro con empresarios, a propósito de un proyecto sobre una hidrovía en su país. Al igual que Cristina Kirchner, el ecuatoriano viajará luego a Asunción. El jueves a la noche tienen la cena que el gobierno paraguayo ofrecerá a los invitados a la ceremonia de traspaso de mando que se realizará el viernes. El próximo viaje será en la primera semana de septiembre, cuando vuele a Brasil para una estadía más extensa que lo habitual: comenzó siendo de un día y ya se habla de tres. El 6, en Pernambuco, quedó establecida que será la tercera reunión trilateral con Lula y Chávez, en la que prometieron poner en concreto muchos de los proyectos de integración que barajaron en las dos anteriores minicumbres. Luego, la Presidenta se quedará para participar el 7 de septiembre en los festejos del Día de la Independencia de Brasil, como invitada especial de Lula. Y hay posibilidades de que la visita se extienda hasta el 8, con encuentros con empresarios.
Dos semanas después, el domingo 21 de septiembre, irá a Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas, una de las pocas –por no decir la única– citas internacionales a la que Néstor Kirchner asistió puntualmente durante su mandato. El embajador Héctor Timerman ya le armó una agenda de contactos que aguarda la aprobación de la Presidenta. Se prevé que permanezca en la Gran Manzana hasta el viernes de esa semana, que se contacte con dirigentes de la comunidad judía, con empresarios del Consejo de las Américas y con residentes argentinos en Estados Unidos. La Cancillería tratará de armar algún encuentro bilateral, preferentemente con los presidentes de los países desarrollados que coincidan allí, pero esas confirmaciones quedan para los últimos días.
Para octubre quedó el dos veces postergado viaje a España. En su última versión, Cristina Kirchner visitaría el stand argentino en la Expo Zaragoza, pero se levantó: la Presidenta se encontraba en pleno ajetreo agropecuario y la Unión Europea acababa de aprobar la controvertida directiva contra la inmigración ilegal, lo que la obligaba a transmitirle el reproche a su amigo José Luis Rodríguez Zapatero. Conclusión: no era el mejor momento. En octubre espera encontrarse con un paisaje más tranquilo. Incluso, con la situación de Aerolíneas Argentinas ya encaminada.
El 21 de octubre está prevista en Chile la reunión de la Unión Suramericana (Unasur). Allí, la anfitriona Michelle Bachelet entregará la presidencia pro tempore y se espera una cumbre con varias definiciones; la más importante: la propuesta brasileña de crear un Consejo de Seguridad en América del Sur.
Apenas una semana después, en El Salvador, se celebrará la Cumbre Iberoamericana, una cita bianual a la que los Kirchner no fallan por el interés que pone en ella España.
Para noviembre fue fijado el viaje de la Presidenta a India, seguramente el más ambicioso de lo que va de su gestión. India ya dejó trascender su intención de firmar un acuerdo que le permita abastecerse de productos alimenticios argentinos para cubrir una demanda enorme y en crecimiento. El intercambio comercial bilateral ya trepó a los 1300 millones de dólares y, en apariencia, sólo depende de la Argentina que continúe aumentando. El periplo, atípico para un presidente argentino, puede servir para cerrar buenos negocios.
También está en agenda, aunque es posible que pase para principios del año próximo, una invitación para visitar Rusia.
Y si de contactos exóticos se trata, habría que pasar a algunas de las visitas que pasarán por Buenos Aires: el primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej; el rey de Jordania, Abdalá II; y el príncipe de Bélgica, Felipe, quien llegará encabezando una importante delegación de empresarios. En noviembre también arribará el presidente de México, Felipe Calderón.
En pocos meses, muchos viajes y varias visitas. La agenda internacional, deseada y esquiva, volverá al tope de la actividad de Cristina Kirchner, tal como alguna vez se bosquejó en un escritorio sin imaginar las sorpresas que tenía guardadas la realidad. Por ejemplo, el interrogante que plantea ahora saber qué hará Cobos en todos esos días que quedará a cargo de la Presidencia.
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