EL MUNDO › SE RETRASAN LAS INSPECCIONES Y EE.UU. BAJA SUS EXIGENCIAS
El día que esperaba Saddam Hussein
El jefe de inspectores de la ONU dijo que todavía había “cabos sueltos” respecto del régimen de inspecciones, mientras Estados Unidos insiste en una resolución para un régimen más duro. Pero George Bush declaró que la acción militar “es la última opción”.
Por Julian Borger y Patrick Wintour *
Desde Washington y Londres
Ayer Gran Bretaña y Estados Unidos le dijeron al jefe de los inspectores de armas de las Naciones Unidas, Hans Blix, que no comenzara sus inspecciones en Irak hasta que se aceptaran nuevas pautas, dándole apoyo militar a su equipo y amenazando con la invasión. No hubo señales ayer de que surgiera una concesión a las exigencias anglonorteamericanas en el profundamente dividido Consejo de Seguridad de la ONU, mientras se escuchaba el informe de Blix sobre sus conversaciones con el gobierno iraquí en Viena la semana pasada, cuando Bagdad aceptó reanudar las inspecciones bajos las reglas de la ONU.
Rusia, Francia y Alemania rechazaron un borrador de Estados Unidos sobre la resolución, redactado con asistencia de Gran Bretaña y filtrado el miércoles, que considera un nuevo régimen de inspecciones militarizadas, con fuerzas de los miembros estados de la ONU desplegadas en bases alrededor del país y una amenaza de ataque si Bagdad infringe las reglas de la ONU una vez más. Un diplomático de la ONU dijo ayer que Blix había admitido que todavía quedaban “cabos sueltos” para atar antes de que los inspectores pudieran regresar a Irak, y que Estados Unidos y Gran Bretaña habían dejado en claro que se opondrían a la reanudación de las inspecciones de armas bajo las reglas existentes de la ONU.
El premier británico Tony Blair apoyó ayer firmemente la posición de Estados Unidos, rechazando como un sinsentido las actuales pautas para las inspecciones de la ONU, que permiten sólo un acceso limitado a ocho de los palacios presidenciales de Saddam. “El mundo exige acceso libre, total y sin obstrucciones a las armas de destrucción masiva de Irak. Necesitamos un régimen de inspección que sea diferente, más duro y más efectivo que el último. El acceso que necesitamos debe incluir los palacios presidenciales. No sirve de nada permitir el acceso a 99 por ciento de Irak, si las armas de destrucción masiva están realmente ubicadas y guardadas en el restante uno por ciento”, dijo el premier.
No queda claro hasta qué punto la administración Bush está dispuesta a transar con los críticos en el Consejo de Seguridad. El secretario de Estado, Colin Powell, puso una nota conciliatoria sugiriendo que Saddam Hussein podría evitar su remoción del poder si se desarmara totalmente. Hablando con el diario USA Today, Powell, de lejos el miembro más moderado de la administración Bush, sugirió que el desarme podría constituir el “cambio de régimen” que busca Washington. “Si los inspectores pueden volver a entrar, si pueden llevar a cabo un programa de inspecciones más duro y ajustado, se puede desarmar a Irak y entonces se tiene otro régimen, no importa quién esté en Bagdad”, dijo.
La Casa Blanca también se mantuvo cerca de una línea retórica más moderada que en los meses previos, alejándose de las demandas de derrocamiento de Saddam. El vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, le dijo ayer a los periodistas que “el tema es el desarme”, añadiendo que el presidente era optimista en que se lograría un consenso en el Consejo de Seguridad. Pero también insistió en la voluntad de Estados Unidos de tomar una acción directa si los otros miembros del Consejo de Seguridad no aceptaban inspecciones más intensas.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.