SOCIEDAD › UN JOVEN FUE BALEADO POR LA POLICIA EN EL BARRIO DE EZEQUIEL
La otra muerte de una noche nefasta
Con horas de diferencia del caso del chico tirado al Riachuelo, otro muchacho cayó bajo las balas policiales cerca de allí. Según la versión oficial, hubo un tiroteo. Los testigos dicen que lo tiraron al piso para fusilarlo.
Por Horacio Cecchi
El mismo día en que arrojaron a Ezequiel Demonty al Riachuelo, pero unas horas antes, y a pocas cuadras de donde lo detuvieron –en el Barrio Illia, del Bajo Flores–, otro joven murió baleado por la policía. Se llamaba Roque Sebastián Villagra, de 21 años, le decían “Vita”. En este caso no intervino la cuestionada seccional 34ª, sino la 12ª. El sumario abierto por la policía fue caratulado como “resistencia a la autoridad, disparo de arma de fuego y homicidio”, y aunque el muerto fue “el Vita”, el expediente presenta como damnificada a “la policía”. Según la versión policial, “murió en un enfrentamiento”. Dos datos contradicen esa versión y sostienen que con lo único que se enfrentó “el Vita” fue con los hábitos uniformados y con su propia muerte: el primero es aportado por testigos que aseguran que intentó escapar, que lo esposaron, lo arrojaron al piso y lo golpearon. El segundo dato es tan curioso como contundente: un solo disparo recibió “el Vita” durante el enfrentamiento y fue en la nuca.
El 13 de setiembre, por la noche, en la casa de los Villagra, en el Barrio Illia, se organizó un asado. Estaban los 9 hermanos, incluido “el Vita”, los padres, algunos amigos. La comida se extendió hasta pasada la medianoche. A la 1.30 del sábado 14, Roque se levantó y salió de la casa en dirección al kiosco del vecino buscando sidra para continuar la fiesta. Lo acompañaba una de sus hermanas. En el kiosco no había sidra y “el Vita” decidió seguir por Crespo, en dirección a Cobo, buscando otro kiosco. “No vayas, volvé, es muy tarde”, le pidió la hermana. Roque, con un par de copas de más, se enojó, le dio un empujón y siguió camino. La hermana volvió a la casa para avisar y lo perdió de vista.
“Volvimos a buscarlo –dice ahora María del Carmen Villagra, madre de Roque, a Página/12–. Dos chicas que caminaban por Crespo dijeron que se había ido para allá (y señala en dirección a Cobo). Se escuchó un tiro. Corrimos. Y había un montón de policías, no nos dejaron pasar. A mis hijos los golpearon a patadas en la boca, en el estómago, en la espalda. Eramos su familia y no nos dejaban pasar. Yo no entiendo por qué hacen esto.”
Eso que no entiende María del Carmen ni nadie de los Villagra, según la versión policial no existe. Funcionarios de la seccional 12ª dijeron a este diario: “Fue un enfrentamiento. El muchacho se resistió a su identificación. Quiso escaparse, sacó un arma, apuntó pero no disparó. Después efectuó uno o dos disparos y el personal respondió. Murió en el enfrentamiento. Tenía una pistola 9 milímetros”. El sumario fue caratulado como “resistencia a la autoridad, disparo de arma de fuego y homicidio”.
Pero el sumario policial se contradice con otra versión. Lo que no alcanzó a ver María del Carmen ni su familia, sí lo vieron dos mujeres, vecinas de Cobo y Agustín de Vedia. “Dijeron que fueron los de la patota de la 12ª. También había por lo menos un patrullero de esa comisaría -relata la madre del ‘Vita’–. Lo quisieron detener y Roque le tenía terror a la policía. Se quiso escapar. Lo agarraron. Lo esposaron. Lo tiraron al piso. Lo golpearon muy duro. Cuando lo vimos, tenía la mandíbula salida, un golpe entre los ojos y un corte en la frente. Y vieron que ahí nomás le pegaban un tiro.”
Más allá del testimonio, las contradicciones se suman. “En el juzgado me dijeron que tenía un solo tiro y en la nuca”, explica la madre. Y aunque Roque fue el único muerto, el sumario policial colocó en el lugar de damnificado al “personal policial”, mientras que como acusado aparece “NN masculino de aproximadamente 23 o 25 años”, a la sazón, el muerto. Otro detalle provoca, al menos, alguna especulación: el sumario no fue presentado al juzgado, como habitualmente ocurre con un enfrentamiento, dentro de las 48 horas, sino que la Justicia estuvo enterada del caso 15 días más tarde. Finalmente, el caso quedó radicado ante la Justicia, en el Juzgado de Instrucción 11, a cargo de Luis Rodríguez como expediente 2089/02. Durante 18 días, nadie entre los Villagra estuvo dispuesto a hablar. El lunes 16 de setiembre, “el Vita” fue sepultado. La familia fue contenida inmediatamente por los amigos, los vecinos, y los docentes de la escuela EMEM 3 del distrito escolar 19, a cargo del director Eugenio Perrone. En la escuela, desde hace tiempo, se vienen sucediendo reuniones de las organizaciones barriales y docentes con la intención de encontrar una respuesta a la violencia policial. La semana pasada, durante una marcha organizada por la escuela por el caso de Ezequiel Demonty, María del Carmen se acercó a los docentes y dijo: “Quiero contar mi caso”. Y el miércoles pasado, por la noche, durante una de las reuniones de las organizaciones barriales a la que asistían también los padres de Ezequiel, la madre de Roque relató lo ocurrido. “Nunca pasé por esto”, sollozaba entrecortando la historia.
A pocas cuadras de donde Roque murió como acusado de daños a la policía, y a escasas horas de diferencia, Ezequiel Demonty fue detenido por uniformados de la 34ª. Siguen detenidos los 12 policías acusados de arrojarlo al Riachuelo. El sábado próximo, a las 10, los padres de Ezequiel, amigos, vecinos, organizaciones barriales y representantes de la Defensoría del Pueblo extenderán una gran bandera en el Puente Alsina, donde fue arrojado el joven: “Justicia para Ezequiel. Basta de muerte, violencia y discriminación”, dice sobre el paño. Entretanto, todos los días, en el barrio se suceden las reuniones de vecinos.