Las elecciones municipales brasileñas del pasado domingo dejaron un escenario complicado para el oficialista Partido de los Trabajadores (PT), pensando en las presidenciales de 2010. La derrota en San Pablo fue el golpe más duro para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien ayer prometió cooperar con todos los alcaldes que salieron vencedores en los comicios municipales.

A pesar de que Lula tiene índices de popularidad que actualmente rondan el 80 por ciento, el PT no logró traducir esto en los votos y también fue derrotado en dos bastiones tradicionalmente petistas, como Porto Alegre y Salvador de Bahía. Ya sin la posibilidad de presentarse para un nuevo mandato, estas derrotas abrieron un gran interrogante sobre quién será el candidato que sucederá a Lula en los próximos comicios presidenciales. Hasta el momento, la ministra de la Casa Civil (gabinete), Dilma Rousseff, aparece como favorita de Lula para ocupar ese cargo.

El secretario general del PT, diputado José Cardozo, se refirió al tema de las candidaturas en declaraciones al periódico Folha de Sao Paulo y dijo que deben buscar la cohesión interna sin olvidarse de los aliados que apoyan al presidente Lula. “El desafío del partido es hacer un análisis sobre el desempeño en las elecciones municipales y construir una candidatura para 2010”, señaló.

La reelección de Gilberto Kassab como alcalde paulista, del partido Demócrata (DEM), contó con el apoyo del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), del ex presidente Fernando Henrique Cardoso y al cual pertenece el gobernador de San Pablo, José Serra. Este triunfo en la ciudad más populosa y rica de Brasil perfila a Serra como el principal candidato opositor para enfrentar al PT en las presidenciales.

A raíz del éxito obtenido en San Pablo, desde el PSDB minimizaron las victorias de los partidos aliados al gobierno y lanzaron críticas al petismo. Sergio Guerra, presidente nacional del PSDB, afirmó al mismo periódico brasileño que no sabía quién había ganado las elecciones, pero que tenía la convicción de que el PT había perdido. “Sufrieron una humillación en San Pablo”, añadió.

El oficialismo también obtuvo resultados adversos en Porto Alegre y Salvador de Bahía, que quedaron en poder de la oposición. En ambas ciudades, los candidatos propios del PT perdieron las alcaldías en manos del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Esto no fue un dato menor para Guerra, quien consideró que en el PSDB “salieron favorecidos con casi 800 alcaldías en todo el país, mientras que los petistas perdieron capitales importantes como San Pablo, Porto Alegre y Salvador”.

Pero, dentro de este panorama complicado, no todas fueron malas para el PT, que igualmente logró imponerse en Belo Horizonte y Río de Janeiro, a través de aliados políticos del gobierno en ambas ciudades. En Belo Horizonte se impusieron gracias al candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB), mientras que en Río de Janeiro la victoria llegó gracias a la alianza estratégica que el PT tiene a nivel nacional con la coalición de centroderecha, PMDB, que es la mayor fuerza política de Brasil y el principal aliado del gobierno en el Congreso.