Viernes, 7 de noviembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › LOS LIDERES DEMOCRATAS EMPEZARON A MARCARLE LA CANCHA AL ELECTO PRESIDENTE
Ayer el ganador de las presidenciales anunció que el lunes se reunirá con Bush para empezar la transición y confirmó a Rahm Emanuel como jefe de Gabinete. Estuvo reunido en Chicago con sus asesores económicos de siempre.
Por Santiago O’Donnell
Desde Chicago
No habían pasado 48 horas desde la elección de Barack Obama como nuevo presidente de los Estados Unidos cuando los líderes de su propio partido empezaron a marcarle la cancha. Primero fue Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, que recibió a los representantes de las automotrices, que vienen sufriendo fuertes caídas en sus ventas y que piden que el gobierno apure el programa de 2500 millones en subsidios para fabricar vehículos de bajo consumo.
Horas más tarde el senador liberal-progresista Christopher Dodd, presidente del Comité del Tesoro de la Cámara alta, ofreció una conferencia de prensa para pedirle al presidente electo que nombre inmediatamente a su equipo económico: secretario del Tesoro, presidente del Fed (banco central) y del SCC (ente regulador financiero). Dodd aprovechó la ocasión para hablar de lo que serán las prioridades de su comité. Nombró cinco: ajustar las regulaciones, eliminar incentivos negativos para las corporaciones y sus miembros, armar un esquema de supervisión de las instituciones en problemas, diagramar la arquitectura financiera del siglo XXI y fortalecer las redes de protección al consumidores. También dijo que impulsará un paquete de obra pública en transporte para generar empleo. Nada que no podría haber dicho el propio Obama, pero sonó mucho a bajada de línea.
Es que después de contarse el último voto de las elecciones del martes la crisis ha vuelto a dominar la agenda con otro día negro en Wall Street y después de meses de malas noticias todos parecen ansiosos por dar una vuelta de hoja. Pero las demandas de los distintos sectores se acumulan y compiten entre sí y ya se habla de un segundo paquete de rescate que no puede esperar, aun más grande que aprobado por el Congreso a instancias del gobierno saliente. Pero nada se puede hacer sin una señal de Obama y Obama ayer dio muy pocas.
Mientras tanto, George W. Bush se despidió de sus empleados de la Casa Blanca en una ceremonia televisiva. Su semblante era sombrío. Con voz grave y tono solemne prometió que trabajará hasta el último día porque Estados Unidos está en guerra y porque la crisis económica no da respiro. Proclamó que está orgulloso de su país por haber elegido a un presidente negro. Pidió a los empleados que le faciliten la transición al nuevo gobierno. Advirtió a los terroristas que no va a bajar la guardia en los 72 días que le quedan de presidente. Anunció que se reunirá con líderes del mundo para tratar la crisis la semana que viene.
Y después quiso hacer un chiste. Pero como nuchas otras cosas que hizo, le salió mal. “Yo sé que muchos de los que me miran por televisión estarán en enero buscando trabajo, preguntándose qué será de sus vidas ‘como yo’.” Pero el cambio de tono sonó forzado y nadie estaba de humor para chistes y la audiencia de empleados no se rió.
Mientras tanto, Obama sigue marcando los tiempos. Ayer anunció que el lunes se reunirá con Bush para empezar la transición y confirmó a Rahm Emanuel como jefe de Gabinete. Se trata de un representante de Illinois, ex funcionario de la administración Clinton, con fama de eficiente y componedor y sobrada experiencia en Washington. Como diría Wainfeld, un master en rosca política.
Sin más confirmaciones para desmenuzar, los analistas salieron a cuestionar a Emanuel porque supuestamente no encajaba con la promesa de “cambio” que hizo Obama en la campaña. Claro que si Obama hubiera nombrado a un desconocido tampoco se habría salvado de la crítica, esta vez por no cumplir la promesa de “unidad” también esbozada en su plataforma electoral.
Claro, es entendible, blah blah blah. Obama se había llamado a silencio y de algo había que hablar.
Lo mismo puede decirse de la supuesta ansiedad por conocer a su equipo económico; blah blah blah. Ayer el nuevo presidente estuvo reunido en Chicago con sus asesores económicos de siempre, el mismo grupo que asesoró su campaña y que seguramente formará parte de su gobierno.
La mayoría de ellos son los mismos viejos y supuestamente confiables ex funcionarios de la era Clinton.: Robert Reich, un ex secretario de Trabajo considerado el más keynesiano del montón. Robert Rubin ex secretario del Tesoro cercano a los mercados. Larry Summners, también ex jefe del Tesoro y especialista en temas fiscales. Otro asesor clave presente en la reunión de ayer es el multimillonario Warren Buffet, que no tiene experiencia de gobierno pero durante décadas fue el principal asesor económico del diario The Washington Post.
Para calmar la ansiedad, el vocero de Obama anunció que ya hay un equipo de transición trabajando y que no habrá más nombramientos en los próximos días. Después se supo que hoy Obama daría una conferencia de prensa en esta ciudad. No podrá evitar la crisis. Su presidencia tendrá que esperar, pero hoy todos reclaman su liderazgo.
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