Desde México, D. F.

Mal empieza la semana para el que ahorcan el lunes, reza el dicho, y la violencia en México desatada este 2009, duplicando la cifra de muertos registrada al iniciar el año pasado: 92 ejecuciones en los primeros siete días de este mes, y el primer ataque contra un medio de comunicación, luego de que las instalaciones de una televisora en Monterrey fuera atacada a tiros y con una granada.

Un total de 12.061 personas han sido asesinadas en hechos relacionados con el crimen organizado durante los últimos cuatro años, de acuerdo con el conteo que desde 2004 realiza un diario capitalino. El 46,7 por ciento de las víctimas corresponde a 2008, cuando se registraron 5630 muertes, de las cuales 429 eran policías.

En todo el año pasado, los estados más violentos fueron Chihuahua, con 2006 ejecuciones; Sinaloa con 950; Baja California con 689; Durango, con 273, y Guerrero, con 241. Sólo un estado de las 32 entidades que integran el país quedó libre de esta violencia: Tlaxcala, el más pequeño de todos en territorio y población, no tuvo un solo muerto.

Los periodistas han sido un blanco cada vez más notorio del crimen organizado, que el año pasado asesinó a cuatro reporteros. Otros cinco fueron secuestrados, según el último informe de Reporteros Sin Fronteras sobre México.

La noche del martes pasado se registró el primer atentado contra un medio, cuando un grupo de encapuchados lanzó una granada de fragmentación contra la fachada de Televisa en Monterrey, la tercera ciudad en importancia en el país. El ataque contra la filial de la mayor empresa de entretenimiento de habla hispana en el mundo incluyó disparos de arma de fuego.

Antes de huir, los agresores colocaron un cartel a las puertas de la televisora con una advertencia: “Ya dejen de transmitir nada más a no-sotros, también transmitan los narcomandatarios. Esto es un aviso”.

Después llegaron más de 200 elementos del ejército, la Agencia Federal de Investigación y policías estatales y municipales, pero no hubo detenidos.

El ataque ocurrió pocos minutos antes de las 9 de la noche, justo cuando esta filial de Televisa transmitía su principal noticiero. Aunque no dejó heridos, sí causó severos daños a la fachada del edificio y destruyó algunos automóviles estacionados en la calle.

Según el diario El Universal, hubo despliegue de efectivos del ejército en otras dos estaciones de televisión de Monterrey, Azteca 7 y Canal 12 Multimedios.

La violencia contra periodistas y medios se ha incrementado en los últimos años en México, lo que ha atraído la atención de organismos internacionales de defensa de la libertad de expresión, que reiteradamente han urgido al presidente mexicano, Felipe Calderón, y a todo su gobierno.

Ante la indefensión en que se encuentran los periodistas y la impunidad de los crímenes cometidos contra el gremio, la prensa opta con mayor frecuencia por la autocensura, lo que afecta gravemente el derecho a la información de la sociedad y atenta contra la de por sí endeble democracia mexicana.

“Los narcotraficantes están claramente utilizando a los medios de comunicación para difundir un mensaje de miedo y terror y para dejar claro a todo el mundo que informar sobre sus actividades tendrá consecuencias”, indicó Carlos Lauría, coordinador senior del Programa de las Américas del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ). “El gobierno no puede permitir que grupos criminales silencien a los medios.”

Desde el 2000, 24 periodistas han sido asesinados en México, al menos ocho por causas directamente relacionadas con su trabajo. Además, siete reporteros han desaparecido desde el 2005, incluyendo dos cronistas de TV Azteca en mayo del 2005, informó CPJ.

Un proyecto de ley que modificaría el código penal para que cualquier restricción del derecho de toda persona a la libertad de expresión se convierta en delito federal se debatirá en el Congreso el mes próximo. “Los mexicanos necesitan con urgencia un marco legal más adecuado que proteja el derecho humano básico a la libertad de expresión”, destacó Lauría. “Llegó el momento de que el gobierno mexicano adopte medidas inmediatas para asegurar que la sociedad pueda expresarse sin temor.”

Hasta no hace mucho tiempo, Monterrey era considerada una de las ciudades más seguras de México. Pero desde comienzos de 2007, la violencia se ha extendido a medida que los narcotraficantes, incluyendo el brazo armado del cartel del Golfo, los Zetas, luchan por el control de Monterrey y la ruta de tráfico hacia Texas.