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Por Chris McGreal *
Desde Jerusalén

Israel ayer informó que en virtud de la campaña de Washington contra Irak, no dará su habitualmente dura respuesta al ataque suicida del lunes que mató a 15 pasajeros. No obstante, rápidamente dificultó la vida de muchos palestinos con una prohibición para el perforamiento del suelo en busca el agua, porque dijo que el líder de la Autoridad Palestina está dirigiendo una “Intifada de agua”. También prohibió la extracción del olivo en momentos de su cosecha.
La prohibición es particularmente dura en tanto significa que muchos palestinos están inhabilitados a irrigar cultivos. Algunos poblados serán desprovistos de riego. Luego del mayor ataque suicida, hace un mes, los tanques nuevamente habían sitiado las oficinas de Arafat en Ramalá. Los israelíes podrían haber estado contentos de dejarlo allí, pero la Casa Blanca presionó al premier israelí, Ariel Sharon, para levantar el cerco porque estaba perjudicando la campaña estadounidense en busca de apoyo árabe para atacar a Irak.
Luego del atentado de este lunes, en el cual algunas de las víctimas murieron envueltas en llamas en el infierno que representó el vehículo tras el estallido de su tanque de combustible, los israelíes aparentemente no necesitaron ser interrogados por su reacción. El ministro de Interior, Eli Yishai, dijo que Israel está contemplando los intereses de Estados Unidos al decidir sus respuestas. “Hay quienes dicen que necesitamos actuar ahora mismo, con todo el poder y toda la fuerza”, dijo Yishai a la radio militar israelí. Agregó que “por otro lado, podríamos causarle dificultades a los norteamericanos. Si Estados Unidos ataca a Irak, es tanto de nuestro interés como de los estadounidenses”.
Sin embargo, el gobierno al parecer encontró otras maneras de hacerles pagar el daño a los palestinos, a pesar de que negó conexión alguna, cuando el ministro de Infraestructura y líder del derechista Partido Religioso Nacional, Effie Eitam, ordenó la prohibición a los palestinos del riego en Cisjordania.
Un miembro del Grupo de Hidrología Palestino, Abdel Rahman Tamimi, dijo que esa movida le impide a muchos que viven en los territorios ocupados irrigar sus tierras y le quitará a algunos poblados su acceso al agua. “Esto significa que muchos de los campesinos palestinos del norte de Cisjordania y el valle de Jordania no podrán extraer agua de sus campos. Algunos de éstos también aprovechan para beber”, señaló. “Si permiten que esto ocurra, la mayor porción de la tierra en el norte estará amenazada de sequía y la gente deberá irse. Eso es lo que los israelíes pretenden”, enfatizó.
* De The Guardian, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: M.L.S.M.