Martes, 3 de febrero de 2009 | Hoy
EL MUNDO › ALAN GARCíA PERMITIRá EL INGRESO DE MILITARES DE ESTADOS UNIDOS
Durante este año, los buques norteamericanos podrán ingresar a los puertos peruanos para reabastecerse durante su misión de patrullaje en la región. Fue una de las exigencias de Washington para aprobar el Tratado de Libre Comercio.
Por Carlos Noriega
Desde Lima
Mientras diversos gobiernos de la región cuestionan la decisión de Washington de resucitar, después de 58 años, la Cuarta Flota de la Marina de Estados Unidos para patrullar los mares de América latina, el gobierno peruano ha dictado una ley para facilitar sus operaciones, permitiendo que los buques de guerra norteamericanos utilicen los puertos peruanos. Esta ley fue aprobada por el Congreso, casi sin debate y con el apoyo del oficialismo, el fujimorismo y la derechista Unidad Nacional, durante una sesión nocturna en la que también se aprobaron otras dos normas exigidas por Washington para poner en marcha el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países, que entró en vigencia el 1º de febrero.
Según esta norma, durante todo el año 2009 la Cuarta Flota norteamericana podrá utilizar los puertos peruanos de El Callao, en Lima, y Salaverry, 550 kilómetros al norte de la capital peruana. Son catorce buques de guerra, trece fragatas misileras y un crucero de la marina norteamericana, los que podrán ingresar a los puertos peruanos para reabastecerse durante su misión de patrullaje en la región. El primer buque norteamericano en llegar a puertos peruanos será la fragata misilera “Rodney M. Davis”, que arribará el 11 de febrero y permanecerá durante diez días en el Perú antes de continuar su tarea de patrullaje por las aguas de América del Sur.
Simultáneamente a esta decisión de facilitar las operaciones en la región de la Cuarta Flota, el gobierno de García también ha dispuesto el ingreso a territorio peruano de militares norteamericanos armados para misiones de “entrenamiento táctico en el campo” y de “apoyo informativo”. Los soldados estadounidenses operarán, principalmente, en las zonas más conflictivas del país, donde hay fuerte presencia del narcotráfico y de las últimas columnas armadas que quedan del grupo maoísta Sendero Luminoso. En 2008, el presidente García autorizó la entrada al Perú de más de mil soldados norteamericanos. Estados Unidos tiene una importante presencia en seis bases peruanas, ubicadas en las zonas donde hay narcotráfico y guerrilla, y cerca de la frontera con Colombia. Junto a estas normas que permiten la presencia militar de Estados Unidos en el país y facilitan sus operaciones navales en la región, el gobierno de García también ha ordenado la realización de operaciones militares junto con Colombia en julio de este año.
“Para las operaciones de la Cuarta Flota era clave para Estados Unidos tener una base en el Pacífico sur, y ya lo han logrado gracias a la decisión del gobierno peruano. El Perú se convierte en un apostadero de la Cuarta Flota norteamericana para sus operaciones en América del Sur. Estados Unidos tiene el apoyo irrestricto del Perú para realizar operaciones militares en la región. Esto es preocupante”, señaló a Página/12 el experto en temas militares Ricardo Soberón. Acerca de las operaciones militares junto con Colombia, Soberón opina que “eso involucra peligrosamente al Perú con el Plan Colombia”.
Cuando el presidente ecuatoriano Rafael Correa anunció que no renovaría el convenio para el funcionamiento de la base militar norteamericana en Manta, el cual vence este año, la administración Bush inició tratos con el gobierno de García para mudar esa base al Perú. Esas gestiones avanzaron paralelamente a las negociaciones por el TLC. El gobierno del Perú ya había aceptado que se instale en el país una base militar norteamericana pero, ante las protestas que surgieron cuando esto trascendió, dio marcha atrás. Ahora les han dado a los norteamericanos los puertos peruanos para que su flota opere desde ellos. Los buques de guerra norteamericanos que patrullarán permanentemente en la región se convertirán en bases móviles, desde las cuales podrán monitorear con sus equipos de comunicaciones toda la región, que es lo que se hacía desde Manta, y también podrán intervenir militarmente cuando lo consideren necesario. Esos buques tienen un gran poder combativo. “Estados Unidos ya no necesita una base militar en el Perú, porque la presencia permanente de la Cuarta Flota en la región es el reemplazo a la base de Manta”, afirmó Soberón.
Aunque Washington asegura que la Cuarta Flota tiene como misión central la lucha contra el narcotráfico, su presencia en la región es vista como una amenaza y un factor de presión contra los países críticos de Washington. “Un objetivo central de esa presión norteamericana es Venezuela. Desplegando a la Cuarta Flota, Estados Unidos busca recuperar presencia política y militar en la región, defender sus intereses estratégicos y mostrar que las aguas de América del Sur forman parte de esos intereses. La intención de Estados Unidos es tener una fuerza operativa en América latina que responda ante cualquier eventualidad. Eso no va cambiar con el gobierno de Obama”, dijo el experto Soberón.
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