Viernes, 10 de abril de 2009 | Hoy
EL MUNDO › LOS VIDEOS CAPTADOS POR LOS CELULARES DEL PUBLICO CONTRADICEN EL RELATO OFICIAL
Hasta que no aparecieron las imágenes que muestran sin rodeos la agresión contra Tomlinson, la policía londinense negó haber tenido algún contacto con el vendedor de diarios muerto. Ayer, Scotland Yard suspendió a un policía.
Por Eduardo Febbro
Desde París
La exclusividad del relato de la realidad cambió de mano. A las imágenes de los destrozos causados por los manifestantes radicales durante las protestas callejeras se les sumaron ayer las imágenes tomadas por los mismos manifestantes. Estas últimas vienen, ahora, a superponer un relato distinto al de las versiones policiales y al difundido con estruendoso consenso y limitada moralidad por los medios de comunicación. Durante las manifestaciones organizadas en Londres durante la cumbre del G-20 celebrada la semana pasada, las cámaras fotográficas, las de video y los teléfonos móviles eran casi tan numerosos como los manifestantes. Una de esas cámaras captó la agresión que sufrió en Londres Ian Tomlinson. Las imágenes muestran al hombre caminando tranquilamente cuando un policía lo empuja por la espalda. Otra secuencia, que apareció ayer, permite ver cómo Tomlinson es golpeado por la policía cuando estaba en el suelo.
Scotland Yard anunció el jueves que “un oficial de la policía de Londres ha sido suspendido, con efecto inmediato, en relación con la investigación de la IPCC” (comisión independiente que examina las acusaciones contra la policía). Pero Ian Tomlinson murió el 1o de abril cuando regresaba a su casa víctima de un paro cardíaco (así lo determinó la primera autopsia). Este modesto vendedor de diarios atravesó el sector donde se encuentra el Banco de Inglaterra. En ese momento, la zona estaba rodeada por densos cordones de policía debido a la virulencia de las manifestaciones contra el G-20. Hasta que no aparecieron las imágenes que muestran sin rodeos la agresión contra Tomlinson, la policía londinense negó haber tenido algún contacto con el vendedor de diarios. Mentira. Queda por establecer lo evidente: que la muerte de Tomlinson es consecuencia de la agresión que sufrió y que no se trata, como lo afirmó hasta el miércoles la policía, de muerte natural.
Si se observan bien las imágenes del hecho, la cámara que filma la secuencia también muestra otras cámaras que apuntan sus objetivos hacia el vendedor de diarios una vez que este cayó al suelo. La multitud de testigos tecnológicos ahorra la confrontación de las versiones y, sobre todo, el eterno descrédito de una de ellas, es decir, el de la sociedad civil. La misma situación se produjo casi en el mismo momento en Francia. Inmediatamente después de la cumbre del G-20 el presidente norteamericano, Barack Obama, viajó a Francia para asistir a la cumbre de la OTAN, la Alianza Atlántica. La OTAN celebró sus 60 años de existencia con una reunión cumbre en la ciudad francesa de Estrasburgo. La presencia de 28 jefes de Estado y de gobierno suscitó una movilización policial sin precedentes. Durante dos días, 10 mil policías y gendarmes fueron desplegados en Estrasburgo y sus alrededores. Con ellos, también se dieron cita los manifestantes. Al igual que en Londres, había dos grupos bien distintos: los anti OTAN, que son mayoritariamente pacíficos, es decir, testimoniales, y los Black Blocks, que son los más radicales, o sea, violentos.
Pese al despliegue policial sin precedentes, las marchas dieron lugar a escenas de violencia mayores. Los grupos más duros incendiaron un puesto fronterizo entre Francia y Alemania, quemaron un centro comercial y un hotel. Esas son, en todo caso, las imágenes oficiales.
En pleno debate sobre la tardanza con que las fuerzas del orden intervinieron en las zonas donde operaban los Black Blocks, un video aportó una prueba por demás inverosímil: las imágenes muestran a un nutrido grupo de manifestantes caminando tranquilamente y, reunidos en pequeños grupos sobre un terraplén, a las fuerzas del orden vigilando a la gente. Pero de pronto, sin que surja ninguna agresión de la multitud, los policías empiezan a tirar piedras contra los manifestantes mientras que uno de los responsables de las marchas, con un megáfono, dice: “Les pedimos a las fuerzas del orden que conservan la calma”. El mundo al revés.
En ambos casos, Londres y Estrasburgo, las imágenes de los protagonistas narran una realidad paralela a la oficial. Lo de Estrasburgo puede quedar en lo anecdótico o en el eterno debate de quién provocó a quién, pero lo de la capital británica no. Sin esas imágenes de la agresión gratuita de Ian Tomlinson hubiese sido imposible construir el rompecabezas de la verdad.
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