El gobierno estadounidense cambió su estrategia y acusó al terrorista anticastrista Luis Posada Carriles por los atentados que golpearon a varios hoteles en La Habana hace 12 años. Desde el diario oficial Granma, el gobierno cubano reconoció haberse sorprendido por la decisión, pero advirtió que es sólo un primer paso. “La Fiscalía federal se limita a cargos adicionales de perjurio y obstrucción de la Justicia”, señaló ayer el matutino. La Fiscalía reconoció que mintió sobre su participación en los atentados, pero no lo acusó de ser el responsable. El 10 de agosto próximo Posada Carriles tendrá que volver al tribunal federal de El Paso, Texas, para enfrentar 11 cargos en total.

Según el análisis de La Habana, la nueva administración de Barack Obama está reaccionando a los innumerables pedidos de extradición de Venezuela y Cuba por los atentados de 1997, pero también por derribar un avión de Cubana de Aviación un año antes en pleno vuelo. Las 73 personas que viajaban en la nave murieron en el acto. “El cambio de estrategia sorpresivo sucede días antes de la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, en donde el tema será inevitablemente mencionado”, opinó el diario oficial.

Recientemente el presidente Hugo Chávez amenazó con llevar la disputa por Posada Carriles ante la ONU. El cubano nacionalizado venezolano, de 81 años, es considerado como el “terrorista más conocido del hemisferio” por Caracas y La Habana y una piedra en el zapato por la Casa Blanca. El acérrimo militante anticastrista se convirtió en uno de los principales reclamos de las dos naciones latinoamericanas en su enfrentamiento con Washington.

Ex agente de la CIA y ex soldado norteamericano Posada Carriles fue detenido en mayo de 2005 en Florida, cuando intentaba blanquear su situación migratoria con datos falsos. El FBI reunió evidencias y la Fiscalía lo procesó por fraude migratorio. Después de idas y vueltas y de abierta presión de los sectores anticastristas de Florida, el juicio fue trasladado a Texas, donde finalmente hace dos años la jueza Kathleen Cardone lo exoneró de los siete cargos. Según la magistrada, la Fiscalía había violado los derechos civiles del acusado “para sacarse de encima una papa caliente que molesta al gobierno”.

Un año después un Tribunal de Apelaciones revocó el fallo y ordenó un nuevo juicio. Bajo la nueva dirección del hombre designado por Obama, Eric Holder, el Departamento de Justicia decidió aprovechar la segunda oportunidad para hacer un nuevo guiño a Cuba y reconocer que el veterano anticastrista participó –como él mismo reconoció en entrevistas con canales norteamericanos desde la clandestinidad– de los atentados en La Habana en 1997.

Pero el guiño no es completo. Primero, los cargos no son por terrorismo, sino solamente por mentir a la Justicia norteamericana. Según informó la agencia de noticias estadounidense Associated Press, la Fiscalía lo acusa de haber contratado al salvadoreño Raúl Cruz, el terrorista que llevó los explosivos a la isla. En segundo lugar, el eventual procesamiento de Posada Carriles por delitos vinculados a los atentados en La Habana podría ser utilizado por Obama como un argumento para seguir rechazando la extradición a Venezuela.

Hasta ahora, la principal crítica de Caracas y La Habana era que Washington se negaba a reconocer que tenía entre sus manos a un terrorista. Ahora la nueva administración norteamericana lo reconoce, pero no lo juzgará por ello.