Mal día para la ETA. La Justicia española asestó ayer un duro golpe a la organización separatista vasca armada por medio de una redada en la que cayeron cuatro altos líderes independentistas, entre ellos el dirigente vasco Arnaldo Otegi. El juez Baltasar Garzón dio la orden y los efectivos de la Unidad Especial Antiterrorista (UEA) de la policía española irrumpieron en la sede del sindicato independentista vasco LAB en San Sebastián (País Vasco, norte) cuando los militantes llevaban a cabo una reunión. También hubo detenciones en las ciudades de Hernani (País Vasco) y Pamplona (Navarra). “Fueron detenidos por intentar reconstruir la dirección de Batasuna bajo las instrucciones de ETA”, señaló el magistrado de la Audiencia Nacional, máxima instancia penal española.

Considerado el brazo político del grupo armado, la organización política Batasuna fue ilegalizada en el 2003 a instancias del propio Garzón debido a su relación con la ETA. “Llevaban varios meses trabajando y han mantenido reuniones continuas reiterando su actividad delictiva”, precisó el juez español.

Según fuentes de la Unidad Especial Antiterrorista, los detenidos militaban para construir una nueva cúpula de Batasuna. Organizados en torno del nuevo nombre “Bateragune” (todos juntos, en euskadi), los dirigentes se habían reunido varias veces en los últimos meses para debatir las propuestas reiteradas en las últimas semanas por Otegi.

De acuerdo con la Justicia española, el plan del dirigente vasco era que la izquierda “abertzale” (independentista) se distanciara formalmente de la lucha armada, pero evitando al mismo tiempo condenar explícitamente a la ETA. De ese modo, el objetivo era conformar un partido legal y así poder concurrir a las próximas elecciones municipales en el 2011.

Junto a Otegi también fueron detenidos en San Sebastián Rufino Etxeberria, líder del sindicato independentista vasco LAB; Rafael Díez Usabiaga, Sonia Jacinto (ex tesorera del Partido Comunista de las Tierras Vascas, también ilegalizado), Arkaitz Rodríguez y Miren Zabaleta, hija de Patxi Zabaleta, coordinador de la formación independentista Aralar, escindida de Batasuna por no apoyar la lucha armada de ETA. En Pamplona cayó José Luis Moreno y en Hernani, Amaia Esnal y José Manuel Serra.

Otegi no es una cara nueva para la Justicia española. El dirigente ya había sido procesado por la Justicia de su país y en agosto del 2008 fue liberado tras cumplir una pena de 15 meses de prisión por apología del terrorismo, tras participar en un homenaje a un miembro de ETA. Desde que recuperó la libertad, Otegi trabajaba para unir a las distintas fuerzas independentistas vascas e impulsar un proceso de cambio político en la Comunidad Autónoma.

Otegi, además, es considerado como uno de los principales actores que oficiara en el intento de diálogo entre la ETA y el gobierno socialista español de José Luis Rodríguez Zapatero mientras duró la tregua que mantuvo la organización armada entre marzo del 2006 y junio de 2007. En esa fecha, de manera unilateral, según el gobierno español, la ETA dio el diálogo por fracasado e hizo explotar una bomba en el estacionamiento del aeropuerto internacional de Barajas de Madrid, dejando un saldo de dos muertos.

Rufino Etxebarria, por su parte, había salido de la cárcel en septiembre pasado, tras cumplir cuatro años de prisión preventiva por su implicación en un caso de supuesta financiación de ETA.

Con estas detenciones, la Justicia española mantiene la presión sobre el entorno político de la organización separatista armada. Tras la ilegalización de las formaciones Democracia 3 Millones y Askatasuna, consideradas ambas sucesoras de Batasuna, la ETA se quedó sin representación en el Parlamento vasco luego de las últimas elecciones regionales el pasado primero de marzo.

En esos comicios, tras varios años de gobierno regional del Partido Nacionalista Vasco (PNV), el PNV perdió el poder a manos de una histórica alianza entre el Partido Popular (derecha) y el Partido Socialista Obrero español (centroizquierda).

Más de veinte dirigentes de Batasuna se encuentran actualmente en prisión desde las últimas detenciones en octubre de 2007 de varios miembros de la cúpula directiva. En aquella ocasión, los dirigentes se hallaban realizando, según la Justicia española, una “asamblea clandestina”. En aquella ocasión, también, la orden fue dada por Garzón.

Toda la cúpula de aquel entonces se encuentra tras las rejas en el marco de una causa de supuesta financiación de ETA a través de los “Herriko Tabernasö” o bares independentistas vascos, cuyo juicio podría tener lugar a fines de este año.

Los arrestos de ayer no se produjeron como un hecho aislado: 48 horas antes habían sido detenidos otros dos etarras: Iurgi Mendinueta Mintegi, alias Aitori, y Joanes Larretxea Mendiola. A fines de la semana pasada, a su vez, la policía francesa había detenido en el sur del país a Ibai Sueskun.

Clasificada como organización terrorista por la Unión Europea, la ETA es responsable de al menos 828 muertes en 41 años de atentados a favor de la independencia del País Vasco.