Lunes, 14 de diciembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › EJES CENTRALES EN EL ARRANQUE DE LA CUMBRE DEL ALBA EN CUBA
Tanto el repudio al golpe contra Zelaya como a la instalación de siete bases norteamericanas en Colombia fue unánime entre los participantes de la cumbre. Tegucigalpa forma parte del bloque que nació como alternativa al ALCA.
La Habana se vistió ayer de ALBA y celebró la primera jornada de la VIII Cumbre de la Alternativa Bolivariana para las Américas. Raúl Castro, en tanto anfitrión, tomó la palabra y, tras transmitir los saludos de su hermano y ex presidente cubano Fidel Castro, quien, según el mandatario local, “seguía muy de cerca la reunión”, desplegó en un discurso los ejes centrales del encuentro. Con los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; Bolivia, Evo Morales, y Nicaragua, Daniel Ortega, a su lado, Castro delineó su visión sobre la situación en el continente.
“Actualmente, en América latina y el Caribe se agudiza el enfrentamiento entre un modelo elitista y explotador, subordinado a los intereses del imperio, y el avance de las fuerzas políticas revolucionarias y progresistas que representan a las clases tradicionalmente desposeídas y discriminadas.” De inmediato, para ejemplificar con casos concretos, el menor de los Castro le apuntó al gobierno de Washington a partir de dos hechos precisos: Honduras y las bases militares en Colombia. Sobre la situación en Tegucigalpa a partir del golpe de Estado contra el presidente legítimo Manuel Zelaya el pasado 28 de junio, el gobernante cubano no dudó en cargar las culpas sobre la administración de Barack Obama por haber apoyado las elecciones organizadas por la dictadura.
“Al pueblo de Honduras se le ha privado de sus derechos constitucionales y se le ha impuesto con apoyo de la administración norteamericana un gobierno usurpador y golpista que han tratado de legitimar con una farsa electoral”, afirmó Castro ante un auditorio repleto de delegados de los países que integran el organismo. “La historia registrará con merecido reconocimiento la actitud asumida por los países miembro del ALBA y por la mayoría de los gobiernos latinoamericanos y caribeños en la condena inequívoca al golpe militar en Honduras”, agregó.
Y, acto seguido, dirigiendo una leve mirada a Patricia Rodas, la canciller del gobierno zelayista que se hizo presente en Cuba en representación del derrocado mandatario, Castro sentenció: “Quedará constancia también de la actitud de aquellos que, doblegados ante el imperio, terminaron aceptando la maniobra golpista”.
Pero si la denuncia al golpe en Honduras logró la unanimidad de los presentes, la oposición a la instalación de siete bases militares estadounidenses en Colombia no fue para menos. En su discurso, el veterano líder cubano fustigó la iniciativa y, sin más, la denunció como un acto de agresión por parte de Estados Unidos hacia todo el subcontinente.
“El establecimiento de bases militares estadounidenses en la región es una expresión de la ofensiva hegemónica que despliega el gobierno norteamericano y constituye un acto de agresión contra toda América latina y el Caribe”, aseguró el menor de los hermanos Castro. Y agregó: “Resulta evidente la intención de concretar su doctrina política militar de ocupar y dominar a cualquier precio el territorio que siempre ha considerado como su traspatio natural”.
Tras abordar estos dos temas, Castro aludió, por último, a la crisis financiera internacional y a la necesidad de unificar posiciones al interior del ALBA para enfrentar desde una mejor posición los efectos de la misma. “Debemos aprovechar las potencialidades que ofrece el mercado de los países del ALBA utilizando eficientemente la complementariedad de nuestras economías para acceder a terceros mercados”, precisó el anfitrión. Y, como ejemplo de ello, anunció que en enero de 2010 entrará en vigor el sistema unitario de compensación regional, el sucre, una moneda virtual que sustituirá al dólar en las transacciones comerciales intrabloque.
El ALBA fue creado el 14 de diciembre de 2004 bajo el nombre Alternativa Bolivariana para las Américas, pero en el 2009 pasó a llamarse Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Fundado por el presidente venezolano Hugo Chávez y el líder cubano Fidel Castro, el ALBA nació en contraposición al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que por entonces propugnaban Washington y varios gobiernos latinoamericanos.
El ALBA, que abarca a una población de 75,3 millones de personas, sumó en años siguientes a Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Honduras y a las islas caribeñas de Dominica, San Vicente y Granadinas y Antigua y Barbuda. En el caso de Honduras, tanto el gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti como Porfirio Lobo, presidente electo, dejaron en claro sus diferencias ideológicas con el bloque. Todavía, sin embargo, no retiraron oficialmente a su país del mismo.
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