EL MUNDO › POR PRIMERA VEZ DESDE EL RETORNO DE LA DEMOCRACIA EN CHILE LA DERECHA GANó LA PRIMERA VUELTA

Frei entró en el ballottage con Piñera

El candidato de la Alianza por Chile, Sebastián Piñera, lideraba el resultado con el 44 por ciento de los votos, contra su rival de la Concertación, Eduardo Frei, que obtenía el 29,6 por ciento. El tercero, Enríquez-Ominami, recibía el 20 por ciento. Este último dejó libres a sus votantes para optar “entre dos hombres del pasado”.

 Por Santiago O’Donnell

Desde Santiago

Después de una larga y disputada campaña electoral el pueblo chileno habló y habrá segunda vuelta. Pero por primera vez desde el retorno de la democracia en 1990, la derecha ganó la primera vuelta y su candidato, el millonario empresario Sebastián Piñera, quedó como favorito para el ballottage del 17 de enero.

Pero las fuerzas históricamente agrupadas alrededor del “No” en el plebiscito por la continuidad de Pinochet en 1986 volvieron a cosechar, en su conjunto, más de la mitad de los votos. Así las cosas, el candidato de ese espacio enfrenta el duro desafío de frenar una fuga de votos en un electorado que da muestras de querer un cambio, aunque reconoce que los últimos gobiernos del centroizquierda han sido exitosos.

Contado más del 90 por ciento de los votos, algo más de 6 millones de sufragios, el candidato de la Alianza por Chile (derecha), Sebastián Piñera, lideraba con el 44 por ciento de los votos, contra el 29,6 por ciento del candidato de la Concertación (centroizquierda), Eduardo Frei; el 20 por ciento de Marco Enríquez-Ominami (indepediente) y el 6 por ciento de Jorge Arrate de Juntos Podemos (izquierda). Al no alcanzar ninguno de ellos la mitad más uno de los votos, los dos primeros, Piñera y Frei, pasaron al ballottage.

Tras conocerse las primeras proyecciones de la junta electoral en la tarde de ayer, los analistas coincidieron en señalar que la elección de la derecha había sido algo mejor de lo esperado, pero que la ventaja no era definitiva y que la segunda vuelta podría definirse por una diferencia ínfima.

Piñera festejó el resultado con un discurso triunfalista. “Esta noche Chile ha tenido un gran triunfo, que es el triunfo de todos los chilenos, del cambio y la esperanza que ya están golpeando nuestras puertas. Hoy el pueblo de Chile, de Arica a Punta Arenas, nos ha dado un gran triunfo electoral. Esta noche más que nunca tengamos la humildad y la grandeza de compartir este triunfo con todos los chilenos. Quiero dedicar este triunfo a la gente humilde, a los que viven en la pobreza y a nuestra clase media, que necesita tanto apoyo.”

Frei arengó a la tropa, ensayó una autocrítica y pidió el voto de Enríquez-Ominami y Arrate. “Una abrumadora mayoría nos ha dicho que se identifica con las ideas progresistas y democráticas y nos ha elegido para representar esta idea en la elección final. Pero también nos ha enviado un fuerte mensaje. Que no le gustan ciertas prácticas y estilos que deben ser superados, que el país se ha modernizado y la política no le ha seguido los pasos y yo comparto este juicio. En todo el país he escuchado el pedido de renovación y cambio, de excelencia en la función pública y de cargos para los que tienen excelencia, y no para los que tienen contactos. Voy a gobernar para la gente, voy a gobernar para todos.”

Tal como se encargaron de resaltar los distintos candidatos, el resultado de las elecciones de ayer dejó ganancias para todos.

Piñera hizo una elección histórica y Frei también cumplió con su objetivo principal, el de entrar en la segunda vuelta. Arrate y Enríquez-Ominami consiguieron suficientes votos para que sus sectores sean escuchados y poder negociar el poder real con los desgastados líderes de la Concertación.

Prueba de ello es la alianza entre la izquierda y la Concertación que les permitió a los candidatos de la izquierda romper el restrictivo esquema binominal chileno para obtener representación parlamentaria por primera vez desde el regreso de la democracia, con tres diputados.

“Hemos sacado una extraordinaria votación y tenemos que apreciarla en toda su magnitud”, dijo Arrate. “Este esfuerzo ha contribuido decisivamente a romper con la exclusión y ésa es la gran noticia ganadora que tenemos esta noche: que hemos roto la exclusión. ¡Los objetivos se han cumplido!”, exclamó.

Por su parte, Enríquez-Ominami, debilitado por la derrota de su padrastro, Carlos, caudillo de la V región cordillera, chocó contra las mismas trabas del sistema electoral para traducir su caudal de votos en representación parlamentaria. Pero quedó en el centro de la escena política al ser sus votantes independientes los que decidirán la segunda vuelta.

Aunque es difícil saber hasta qué punto Enríquez-Ominami podría disciplinar a su tropa si le ordenaba votar por la Concertación que tanto ha criticado, operadores de Frei confiaban que podrían conseguir el apoyo del hijo del mítico guerrillero asesinado Miguel Enríquez y nieto de Rafael Agustín Gumucio, primer presidente de la Democracia Cristiana para derrotar a la derecha. Temprano por la tarde al conocerse los resultados de las encuestas a boca de urna, esos operadores filtraron a la prensa que Enríquez-Ominami quería negociar con Frei.

Pero anoche en su bunker, en un clima de tristeza y decepción, Enríquez-Ominami pateó el tablero. “Hoy hemos dado el primer paso para transformar el país. Estamos aquí y nuestras ideas están triunfando. Ya es inevitable: el debate que hemos propuesto está aquí para quedarse. Pero yo no soy el dueño de sus anhelos. Honrando la angustia de la clase media, la necesidad de los pobres, yo no puedo tener ninguna pretensión de endosar el voto de ustedes. Se me hace imposible abusar de la confianza que me han dado. No vamos a endosar votos, por respeto a los más pobres y los más desamparados. La vieja política está esperando señales que no va a recibir. Sabrán ustedes qué hacer en una segunda vuelta donde se elige entre dos hombres del pasado”, dijo el candidato.

Según coincidieron Pepe Auth, presidente del Partido Popular por la Democracia (Concertación) y Pablo Longueira, presidente de la UDI (Alianza de Derecha), en un programa de radio Bio-Bio, el resultado de ayer no definió nada y el ballottage podría decidirse por menos de 50.000 votos. Según el análisis de los dos veteranos políticos, Piñera necesitaba un 45 por ciento de los votos para que la diferencia se le haga irremontable a Frei, y Frei necesitaba perder por diez puntos o menos para ser el favorito en el ballottage.

La diferencia de catorce puntos fue festejada en el campo derechista, que quedaba como favorito para ganar la presidencia con los votos por primera vez desde que Jorge Alessandri ganó en 1958 con el 31 por ciento de los votos, antes de que se impusiera el sistema de ballottage.

Según el analista político Patricio Navia, entrevistado en la televisión estatal, no fue una buena elección de la Concertación, que habría perdido su mayoría en Diputados y tendrá que formar mayoría con los comunistas. También hubo un castigo para los incumbentes, agregó el analista, que habría afectado a todos los partidos. Las principales fuerzas de la derecha, la UDI y Renovación Nacional, habrían mantenido su equilibrio entre ellas en el parlamento, mientras en el otro campo hubo cambios. Se dio un retroceso para los socialistas, un crecimiento para los comunistas y venciendo los pronósticos, la democracia cristiana mantuvo su caudal.

“La elección del 17 de enero se va a decidir voto a voto”, dijo Jorge Pizarro, vocero de la campaña de Frei. “Lo que tenemos que hacer es empezar una segunda vuelta que es otra elección, abrir nuestra campaña, abrir nuestra candidatura, a todos lo que creen que debe ser la voluntad de los ciudadanos y no la voluntad del dinero la que dirija a este país.”

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“Esta noche Chile ha tenido un gran triunfo”, dijo Piñera. “En todo el país he escuchado el pedido de renovación”, dijo por su parte Frei.
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