Lunes, 22 de marzo de 2010 | Hoy
EL MUNDO › SOCIALISTAS, ECOLOGISTAS Y LA IZQUIERDA GANAN EN LAS REGIONALES
Las últimas elecciones antes de las presidenciales de 2012 adquirieron una dimensión nacional que terminó cercando a Sarkozy en la lógica de un voto sanción. De las 22 regiones que estaban en juego, el oficialismo sólo conservó una.
Por Eduardo Febbro
Desde París
Menos un color azul a la derecha del mapa, Francia amaneció embebida de rosa-verde-rojo. El electorado ratificó ayer la línea marcada en la primera vuelta de las elecciones regionales y sancionó con un voto masivo a favor de las listas fusionadas de la izquierda al Ejecutivo de Nicolas Sarkozy. De las 22 regiones metropolitanas que estaban en juego, el partido gubernamental UMP sólo conservó su bastión histórico de Alsacia. El resto pasó a ensanchar el dominio regional de la alianza forjada entre socialistas, ecologistas y un frente de izquierda cuyo principal componente es el casi desaparecido Partido Comunista francés. Las estimaciones difundidas al cierre de los colegios electorales le dan a la gubernamental Unión para un Movimiento Popular (UMP) 35,4 por ciento de los votos mientras que el Partido Socialista (PS), Europa Ecología y el Frente de Izquierda obtuvieron 54,1 por ciento de los votos y la extrema derecha del Frente Nacional sacó cerca del 9 por ciento a nivel nacional.
“Estas elecciones confirman el éxito de las listas de izquierda. No supimos convencer”, afirmó anoche el primer ministro francés, François Fillon. Jean-François Copé, presidente del bloque de senadores de la mayoría presidencial, admitió a su vez una “derrota real”. Irreconocible con su nuevo look, la primera secretaria del Partido Socialista francés, Martine Aubry, dijo que los socialistas recibían “estos resultados con responsabilidad” al tiempo que pidió al gobierno “que escuche el mensaje” de la urnas donde, recalcó, los electores “sancionaron con su voto una política injusta”. El gobierno francés parecía golpeado por los resultados, ya adelantados por las encuestas de opinión durante la semana. La consulta regional adquirió una dimensión nacional que terminó cercando al Ejecutivo de Nicolas Sarkozy en la lógica de un voto sanción. Estas fueron además las últimas elecciones antes de las presidenciales de 2012 y ello explica en mucho su trascendencia. Seis ejes de la política francesa quedaron definidos con esta consulta: la constitución posible de un polo compuesto por socialistas, verdes, socialistas disidentes, comunistas y extrema izquierda; la legitimización de una oposición invisible que encontró en las urnas un camino hacia la redención; el resquebrajamiento del sólido bloque conservador constituido en torno del partido UMP; la identidad de las fuerzas que bifurcarán en la disputa presidencial de 2012; el arraigo electoral de la extrema derecha y el cambio de fichas en el seno de la alianza que el PS puede pactar con sus aliados. Allí donde antes había comunistas, éstos fueron ahora barridos por una opción más contemporánea y más cercana a las preocupaciones y compromisos del electorado, es decir, los ecologistas de Europa Ecología.
El presidente francés debería introducir algunos cambios en su gabinete. El palacio presidencial adelantó que Sarkozy recibirá el lunes a su primer ministro “para hacer un balance sobre el mensaje de los franceses”. Este no pudo ser más contundente. François Miquet-Marty, director de la consultora Viavoice, explicó anoche al diario Libération que se trata “de un voto de ruptura fuerte contra Nicolas Sarkozy: Sarkozy fue elegido por la ruptura y hoy se encuentra confrontado a un deseo de ruptura. Es, en el fondo, como un 2007 (elección presidencial) al revés ligado a los efectos de la crisis económica y a la desesperanza de los franceses ante la incapacidad de los políticos a mejorar su vida cotidiana”.
Incluso si la abstención fue inferior a la anunciada por los sondeos y menor a la registrada el domingo pasado (53,6 por ciento), el 49 por ciento de la población habilitada no se desplazó a votar. Se trata de un porcentaje alto que se inscribe en el análisis del politólogo francés: el desinterés por la política de parte de los ciudadanos no es sino la respuesta a la indolencia con que el sistema político, medios de prensa incluidos, miran a la sociedad.
Con todo, el juego que se distribuye desde ahora es complejo para la mayoría del gobierno y la oposición. Los socialistas arrastran un problema que se llama Ségolène Royal, la candidata a las presidenciales de 2007 que aspira a una nueva candidatura en 2012 y cuya postura quebró el PS en dos. Royal fue reelecta ayer en su región de Poitou Charente con más del 60 por ciento de los votos, lo que seguramente le permitirá mantener a fuego cruzado su proyecto presidencial con las consiguientes divisiones que ello acarrea si el PS no define un método seguro de designación. La derecha tiene aún dos años de gobierno con una opinión pública en contra y desencantada. Los ecologistas, en cambio, aparecen como los felices de la historia. Recién llegados al tablero electoral, los verdes decidirán de las mayorías futuras. Anoche ya plantearon el camino a seguir. Uno de sus líderes de más peso, Daniel Cohn-Bendit, lanzó un llamado con vistas a crear una “cooperativa política” capaz de “elaborar posiciones colectivas y transmitir el proyecto ecologista”. Cohn-Bendit apunta a un proyecto presidencial que se distinga de los socialistas y del centro y con capacidad para pactar alianzas en torno de una plataforma y no de meros intereses electorales del momento.
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