Hugo Chávez perdió uno de sus aliados más antiguos esta semana y ya van dos en poco más de un mes. El vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Alberto Müller Rojas, renunció a ese cargo y se alejó del presidente, a quien venía acompañando desde el primer día. Al dar el portazo el lunes pasado, prefirió evitar las explicaciones diplomáticas y fue frontal. “Estamos cambiando un internacionalismo, que es la característica de las revoluciones, por un nacionalismo pequeño-burgués que no representa las expectativas de la sociedad”, sentenció en una entrevista al diario regional Panorama el hombre que dirigió la campaña electoral que llevó al poder a Chávez en 1998. A finales de febrero pasado, el gobernador del estado de Lara, Henri Falcón, también había dejado el PSUV por diferencias con el presidente venezolano.

Ayer la comisión directiva del PSUV descartó las palabras de Müller Rojas y aseguró que el ex general del ejército había renunciado a su cargo por razones de salud. Sin embargo, las declaraciones del ex hombre de confianza de Chávez no dejan lugar a la duda. A lo largo de la entrevista, el militar devenido en dirigente político había criticado el aburguesamiento de la dirigencia chavista y el personalismo excesivo del presidente. “Tenemos que hablar de socialismo, no de personas, ni de etiquetas”, reclamó a sus 75 años.

Ya en 2007, el entonces general del Estado mayor presidencial había criticado a viva voz al presidente venezolano en un medio brasileño con una abierta posición antichavista. “Chávez dice que no está estimulando la conducta política del ejército, pero sí lo está haciendo. Yo me niego a participar de engaños”, había dicho a O Estado de Sao Paulo. Chávez lo enfrentó públicamente y lo acusó de darle letra a la oposición, pero el máximo jefe de su escolta no quiso dar el brazo a torcer. El presidente entonces decretó su baja y dos años después lo nombró en la cúpula del PSUV, una posición importante, pero no estratégica.

A diferencia de otros aliados de los primeros años que rompieron con Chávez por haberse corrido demasiado a la izquierda, para Müller Rojas el avance socialista se estancó hace tiempo. “Es un momento pésimo; todo lo que está pasando no es sano para el proceso revolucionario”, concluyó al hacer pública su renuncia. Desde el chavismo les bajaron el tono a las críticas de su antiguo compañero. La presidenta de la Asamblea Nacional, Celia Flores, pronosticó que Müller Rojas desaparecerá dentro de la amorfa masa opositora.

Por el momento, el estratega militar y político no dio señales de querer reinsertarse en la pelea política desde otro partido. Pero en el chavismo desconfían después de la sorpresiva renuncia del gobernador de Lara, Henri Falcón, el 21 de febrero pasado. Falcón no sólo dio un portazo en la única fuerza oficialista del país, sino que ya sumó su nombre a otra, Patria para Todos (PPT). No es un partido antichavista ni abiertamente opositor, pero fue uno de los aliados que se negó a diluirse dentro del PSUV cuando Chávez ordenó unificar todas las fuerzas políticas que lo apoyaban dentro de un solo partido.

La renuncia de Falcón le dolió particularmente al oficialismo, ya que el gobernador había sido el candidato más votado en las elecciones de 2008, con un record del 73 por ciento. A cinco meses de las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre, su apoyo era fundamental para que el chavismo consiga mantener la mayoría en la Asamblea Nacional. Durante los últimos cuatro años, el gobierno monopolizó el Legislativo gracias al boicot fallido de la oposición, que se había negado a presentar candidatos. Este año no cometerán el mismo error.