Jueves, 20 de mayo de 2010 | Hoy
EL MUNDO › DE VISITA EN WASHINGTON, EL PRESIDENTE MEXICANO SEñALó QUE LA NORMA HACE QUE LOS INMIGRANTES SEAN TRATADOS COMO DELINCUENTES
El líder estadounidense reconoció ante su par mexicano que la ley aprobada el mes pasado “tiene el potencial de ser usada de manera discriminatoria”. Las relaciones se habían recalentado desde que tomó nuevo ímpetu la guerra contra los narcos.
Por David Usborne *
El presidente mexicano Felipe Calderón llegó ayer a la Casa Blanca y casi sin pausa se alejó del protocolo para denunciar la nueva ley de Arizona, que convierte en delito el estar al norte de la frontera sin la documentación adecuada.
“Esas leyes como la de Arizona están forzando a nuestra gente a enfrentar la discriminación”, manifestó el mandatario antes de reunirse por más de dos horas con su par Barack Obama en el despacho Oval. A mediados de abril, la gobernadora Jan Brewer promulgó una ley que convierte en delito la inmigración ilegal y habilita a la policía a detener a cualquier persona “sospechada” de no tener sus papeles en regla en Arizona, un estado fronterizo con México. “Somos respetuosos de la política interna de los Estados Unidos y de su legítimo derecho de establecer, según su constitución, las leyes que considere convenientes. Pero mantendremos nuestro firme rechazo a que se criminalice la inmigración y que gente que trabaja y aporta a esta gran nación sea tratada como delincuente”, denunció Calderón.
En una rueda de prensa posterior, Obama dio a conocer sus propias preocupaciones acerca de la normativa, la que llevó por su carácter discriminatorio a que al menos diez ciudades norteamericanas importantes boicotearan a Arizona, inclusive Los Angeles. En los jardines de la residencia presidencial, el líder estadounidense reconoció que la ley aprobada el mes pasado “tiene el potencial de ser usada de manera discriminatoria” y manifestó “compartir las frustraciones” que generó la iniciativa de la gobernadora Brewer. En el momento de la promulgación, el mandatario había sido muy duro con la medida, alegando que cuestionaba “las nociones básicas de igualdad”. Por ello, Obama solicitó al Departamento de Justicia investigar la constitucionalidad de la ley de Arizona, que es altamente popular como lo demostraron dos veces las urnas.
Anoche, Obama dio la segunda comida de Estado para sus invitados mexicanos, Calderón y su esposa, Margarita Zavala. Las relaciones entre los dos países también se habían recalentado desde que tomó nuevo ímpetu la guerra contra los narcotraficantes. El comercio de drogas, afirmó Obama, “no es sólo un problema de México; es un problema que los Estados Unidos debe asumir”. A lo que agregó que su país está dando pasos para clausurar, dentro de sus fronteras, el mercado de consumo de sustancias ilegales, especialmente de cocaína, y tratar de evitar el tráfico de armas hacia México, que llegan a manos de los carteles de la drogas. Los dos jefes de Estados acordaron en su “corresponsabilidad” en la lucha contra el crimen organizado.
Calderón insistió en que cooperar en cuestiones de fronteras y migración será la mejor forma de seguir avanzando. “Podemos hacerlo si creamos una frontera segura, una frontera que nos una en vez de dividirnos”, declaró.
Las chances de que el Congreso de Washington sancione una reforma este mismo año son escasas. Sin embargo, Obama la está impulsando como una de sus prioridades, como una combinación de endurecimiento de los controles en las fronteras y una posibilidad de que los inmigrantes “ilegales” que ya están en el país obtengan su ciudadanía. Según estimaciones no oficiales, en Estados Unidos viven cerca de 11 millones de indocumentados y más de la mitad son de origen mexicano. “Creo que la mayoría de los estadounidenses están abiertos a una reforma integral de las leyes de inmigración”, sostuvo Obama aunque agregó que sólo su partido no puede aprobar una legislación en esa materia, apelando también a la oposición republicana.
Pero además de la prioritaria cuestión migratoria, se trataron otros ejes como la vigorización del Tratado de Libre Comercio que comparten junto a Canadá. Ambos mandatarios coincidieron en dar su apoyo al régimen de Porfirio Lobo, elegido presidente en Honduras tras el golpe que derrocó en junio del año pasado al constitucionalmente electo Manuel Zelaya. Además, Calderón y Obama reclamaron el reingreso de Tegucigalpa a la Organización de Estados Americanos (OEA). Aunque México no reconoció al gobierno de Lobo, mantiene relaciones menos hostiles que las de los países nucleados en la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que hicieron sentir su veto para que el hondureño no participara de la Cumbre de los últimos días entre Latinoamérica y la Unión Europea.
Más allá de acuerdos y de denuncias, Calderón definió al encuentro como “histórico por el nivel de entendimiento y de confianza recíproca alcanzados”. Hoy el presidente mexicano se dirigirá a las dos cámaras del Congreso norteamericano, como ya lo había hecho en 2001 su antecesor Vicente Fox.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.