Sábado, 14 de agosto de 2010 | Hoy
EL MUNDO › LA POLICíA COLOMBIANA SE HABRíA RETIRADO DEL EDIFICIO ANTES DE LA EXPLOSIóN
Mientras el ministro de Defensa afirmó ayer que el gobierno no descarta ninguna hipótesis sobre el atentado contra el edificio donde funciona la cadena radial Caracol, que dejó 36 heridos, un conocido periodista le apuntó a la policía.
El ministro colombiano de Defensa, Rodrigo Rivera, a cargo de las fuerzas militares y la policía, afirmó ayer que el gobierno no descarta ninguna hipótesis sobre la autoría del atentado contra el edificio donde funciona la cadena radial Caracol, que dejó 36 heridos y enormes daños materiales en un sector del oriente de Bogotá. Por otra parte, las autoridades reforzaron la vigilancia en las sedes de varios medios de comunicación tras el atentado con coche bomba.
En la capital colombiana se notaba un incremento de los efectivos policiales frente a radioemisoras, canales de televisión, periódicos y otros medios de comunicación, comprobaron los periodistas. “Se ha redoblado la vigilancia en las sedes de los medios de comunicación y otros lugares de diversas ciudades del país como medida preventiva luego del atentado” que afectó la sede de Caracol y otras edificaciones, dijo a la prensa el general de la policía David Guzmán.
El director del programa 6 A.M. Hoy por Hoy, de radio Caracol, Darío Arizmendi, que el jueves informó de la explosión justo en el momento en que iniciaba la emisión, denunció ayer que los efectivos de la fuerza pública que vigilaban el edificio fueron retirados hace tres semanas. Rodrigo Rivera calificó de grave la denuncia de Arizmendi y se comprometió a averiguar por qué la vigilancia policial en el sector había sido retirada en los últimos días, lo que permitió a la persona que conducía el coche bomba estacionar frente a la cadena radial y salir corriendo, como se observa en las cámaras de seguridad instaladas en el lugar. Por su parte, el fiscal general, Guillermo Mendoza, dijo que ninguna organización ha reivindicado el ataque y que aunque Caracol sufrió los mayores daños, no se puede asegurar con absoluta certeza que ese medio de comunicación haya sido el blanco.
En el edificio que alberga a Caracol, red de emisoras perteneciente al Grupo Prisa, de España, también funcionan la agencia española de noticias EFE, bancos privados, el Consulado de Ecuador y la oficina del ex presidente colombiano y ex secretario general de la OEA César Gaviria, entre muchas otras. El atentado también afectó a decenas de viviendas y comercios.
Diversas organizaciones que defienden la libertad de expresión y de prensa rechazaron el atentado y exigieron una rápida investigación para establecer los móviles y autores. Las autoridades colombianas señalaron ayer que examinan varias hipótesis, que van desde la guerrilla marxista de las FARC hasta la extrema derecha armada, aunque dijeron que aún es demasiado pronto para atribuir el atentado. “No se descarta ninguna hipótesis. Estos atentados terroristas evidentemente tienen una intención política, pero en estos casos la primera víctima es la verdad, de modo que el gobierno no tiene intencionalidad política, quiere que se conozca la verdad y se castigue a los responsables”, dijo Rivera a Caracol.
Fuentes militares dijeron que una de las hipótesis es que la orden del atentado fue dada por Germán Briceño, alias “Grannobles”, uno de los jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Sin embargo, los medios de prensa también indican que otra hipótesis apunta a grupos de ultraderecha relacionados con las bandas paramilitares, que buscarían evitar cualquier tipo de diálogo entre las FARC y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, que empezó el sábado pasado.
Rivera evitó pronunciarse sobre especulaciones que apuntan a grupos guerrilleros y paramilitares, tras señalar que los investigadores deben considerar todas las hipótesis para llegar hasta los culpables del ataque con un coche bomba cargado con 50 kilos de explosivos. El ministro calificó lo ocurrido de “embestida delirante del terror”.
La posibilidad de un diálogo de paz con la guerrilla marxista de las FARC quedó en suspenso luego de que ayer el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, afirmara que no están dadas las condiciones para ello, tras el atentado del jueves. “El gobierno nacional, cuando considere que las circunstancias están dadas –y ahora no están dadas– sacará la llave y abrirá de pronto la puerta (del diálogo)”, dijo Santos durante una ceremonia militar en la ciudad de Popayán, 600 kilómetros al sudoeste de Bogotá.
En el acto de asunción presidencial el pasado sábado, Santos había dejado entreabierta la puerta del diálogo con las FARC, si abandonaban la violencia. Sin embargo, Santos condicionó ese eventual diálogo a la previa liberación de los secuestrados y el fin de los actos terroristas, entre otras exigencias.
Santos ofreció ayer una recompensa de 500 millones de pesos (273.000 dólares) a quien suministre datos que permitan esclarecer el atentado, que dejó al menos 36 heridos y daños materiales.
“No sabemos todavía quiénes fueron los responsables, ni contra quién iba dirigido el ataque y vamos a ofrecer una recompensa de hasta 500 millones de pesos por información que nos lleve a capturarlos”, dijo el mandatario.
Santos hizo la oferta en la ciudad de Popayán, en un acto en que los comandantes militares y de policía hicieron el reconocimiento formal al nuevo ministro de Defensa, Rodrigo Rivera.
El jefe de Estado señaló que el atentado en Bogotá representa “un coletazo de grupos al margen de la ley”, que no identificó, y “una mordida de un perro moribundo”. “No aceptamos el terrorismo en ningún lugar”, enfatizó. Santos rechazó además las gestiones de sectores nacionales y del exterior para abrir las puertas a un proceso de paz con esas guerrillas.
“Muchos han querido insinuar que ellos podrían hacer una labor (de paz) aquí y allá. La respuesta es: ‘Muchas gracias, pero no. Ni en el exterior ni en Colombia’”.
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