Desde Lima

El ex presidente Alejandro Toledo dejó el poder en julio de 2006 luego de cinco años de un gobierno marcado, y amenazado, por un alto nivel de impopularidad. Durante la mayor parte de su gestión, su aprobación rondó un escaso diez por ciento. Concluido su gobierno, Toledo se mudó a Estados Unidos, dejando atrás un partido en crisis, que en las elecciones de 2006 apenas logró colocar dos congresistas en un Parlamento de 120 bancas. Pero cinco años después, el Cholo Toledo ha regresado y parece haber hecho el milagro: se ha reciclado como un candidato con la primera opción de ganar la elección presidencial de abril de este año.

Según una reciente encuesta del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, Toledo encabeza las preferencias electorales con 28,6 por ciento, seguido de la congresista Keiko Fujimori –hija del ex dictador Alberto Fujimori (1990-2000) condenado a 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos y corrupción– con 20,3 por ciento; el derechista ex alcalde de Lima Luis Castañeda, con 17,5 por ciento, y el ex comandante Ollanta Humala –apoyado por la izquierda– con 12 por ciento.

¿Cómo se explica que Toledo haya pasado de ser un presidente altamente impopular a convertirse, cinco años después, en candidato favorito para ganar la elección presidencial?

“Es verdad que la aprobación a mi gobierno bajó hasta ocho por ciento, pero en el último año de mi gobierno subió en forma importante. La gente recuerda que el mío fue un gobierno que tuvo dificultades y errores, pero entregó resultados. En el lanzamiento de mi candidatura dije que regreso para potenciar lo que hice bien y no repetir lo que hice mal. Creo que mi principal fortaleza es aferrarme a las propuestas y no caer en las provocaciones. Seguramente el haber sido presidente y tener experiencia de gobierno es una ventaja”, le respondió Toledo a Página/12.

Fernando Tuesta, director del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, considera que “la principal fortaleza de Toledo es el haber sido presidente”. “En el Perú –precisa– todos los presidentes que se han presentado a la reelección han sido reelegidos. La gente prefiere al conocido. Alan García tuvo uno de los gobiernos más catastróficos de la historia (entre 1985 y 1990) y en el año 2006 fue reelecto.” Sobre la impopularidad del gobierno de Toledo, señala que “no se desaprobaba su gobierno, sino la administración de su imagen pública, por los escándalos que rodearon a sus familiares. Ese factor no es central en esta campaña”.

“A favor de Toledo está la modestia de los otros candidatos. Creo que la baja aceptación de su gobierno tuvo que ver con una mezcla de pequeña corrupción vinculada con sus familiares y racismo. Toledo se ha quitado espinas que tenía y que le hacían perder puntos. Ha vuelto al Perú con el prestigio de que estuvo cinco años fuera del país, que estuvo enseñando aquí y allá, que ha aprendido”, opina, por su parte, Carlos Iván Dgregori, antropólogo e investigador del Instituto de Estudios Peruanos.

Carlos Reyna, politólogo y catedrático de la Universidad Católica, asegura que Toledo “es el que mejor se ha ubicado en el centro del tablero electoral y la mayor parte del electorado es de centro”. “Los otros candidatos –agrega– son percibidos como muy derechistas o como de un extremo de izquierda radical, como Humala. A pesar de que su estilo es histriónico, algo hay en Toledo, quizá su físico, el que sea cholo, que hace que conecte mejor con los sectores populares que otros candidatos.”

Un sondeo de la encuestadora Imasen revela que el 73,9 por ciento de los peruanos quiere un cambio en el modelo económico neoliberal, sin embargo, los candidatos que representan la continuidad de este modelo, como Toledo, encabezan las encuestas. ¿Cómo se explica eso?

“En el caso de Toledo, si bien su gobierno sin duda continuará con el modelo neoliberal, él está teniendo éxito en posicionarse en el centro político. Su capacidad de convocatoria amplia, que incluye gente de la derecha, pero también gente que viene de la izquierda, es una fortaleza importante y abre en la percepción de la gente la posibilidad de que un gobierno de Toledo implique mejoras en el aspecto redistributivo del modelo económico. Toledo, que está planteando en forma inteligente su estrategia electoral y ha logrado un nivel de comunicación muy fluida con la población, capta apoyo entre la gente que está a favor del modelo económico neoliberal y también entre la gente que lo cuestiona”, responde Eduardo Toche, sociólogo e investigador del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, Desco.

Los analistas entrevistados por este diario coinciden en que la comparación con el gobierno de García –quien no se puede presentar a estas elecciones porque la ley prohíbe la reelección inmediata– juega a favor de Toledo. “La desaprobación al gobierno de García (68 por ciento) es menor que la que tuvo Toledo, pero es más intensa. Toledo nunca tuvo los gestos de dureza y autoritarismo que ha tenido García y, si bien en el gobierno de Toledo hubo corrupción, ésta no llegó a los niveles que ha tenido en el gobierno de García”, opina Carlos Reyna.

El ex presidente Toledo aparece en este momento como el favorito para ganar las elecciones de abril, pero en un país de voto muy volátil los dos meses que faltan para las elecciones pueden ser una eternidad. Y así lo reconoce Toledo. “Venimos de atrás y es alentador estar ahora adelante, pero no soy triunfalista. Todavía falta mucho y la campaña es muy intensa, y me estoy dando cuenta de que es a matar”, le confesó Toledo a Página/12.