Con un discurso y con una visita a la favela, Barack Obama terminó ayer su visita oficial por Brasil y seguirá viaje hasta Chile. Desde Río de Janeiro, el presidente estadounidense no pudo evitar referirse al ataque de las potencias occidentales contra el régimen de Muammar Khadafi. Trató de dejar en claro que Wa-shington no quiere imponer un modelo único pero que sí apoya a los movimientos en defensa de los derechos universales.

La lucha por los derechos de los pueblos se viene librando en Medio Oriente y en el norte de Africa y Estados Unidos no puede ser ajeno a ese reclamo, dijo Obama desde el Teatro Municipal de Río de Janeiro, en el último día de la gira que lo trajo hasta el gigante sudamericano. “En toda la región hemos visto a jóvenes alzándose para exigir el derecho a definir su propio futuro. El cambio que ellos buscan debe ser realizado por el pueblo. No sabemos qué va a pasar, pero no debemos temer el cambio. Donde se prenda la luz de la libertad, ello hará que el mundo se vuelva más brillante”, dijo en tono poético. “No le corresponde a Estados Unidos imponer cambios. Los pueblos de la región son los que están luchando por sus derechos universales, y esto es positivo”, agregó.

Por la mañana, el jefe de la Casa Blanca estuvo visitando la favela Ciudad de Dios. Después, al dar el discurso en Río, se sacó la corbata como gesto de distensión e inició su alocución con un tema para la tribuna. Dijo que como Chicago no puede ser la sede para los Juegos Olímpicos de 2016, la mejor opción es Río. Y prometió volver para ese entonces.

Como en su agenda traía anotados los temas de democratización y derechos humanos, Obama no olvidó dar cuenta de ellos. Recordó que los brasileños padecieron dos décadas de dictadura, desde 1964 hasta 1985. Pero que el progreso del país inspiró al mundo y lo puso como un ejemplo de transición para los países árabes que vienen protagonizando meses de levantamientos contra regímenes autoritarios que se perpetuaron durante décadas. “Brasil es hoy una democracia floreciente, un lugar donde la gente puede decir lo que quiere y elegir a sus líderes”, celebró.

Por otra parte, Obama aseguró en la entrevista a Veja que la economía de Estados Unidos no está en decadencia, pese a las dificultades en superar la recesión que siguió a la crisis financiera global de 2008. Obama no dudó en halagar el rol de Brasil. “Estados Unidos apoya el ascenso del país como un poder económico global. Por esto hemos trabajado para ayudar a ampliar el papel de Brasil en las instituciones que comandan la economía global, como el G-20, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial”. Y añadió: “Creo que Estados Unidos y Brasil pueden y deben tener una relación económica en la que los dos países salgan ganando, una relación de cooperación en sectores clave de las dos economías, como energía, lo que será beneficioso para ambos países”.